A través de su cuenta de Instagram, Noi in Sardegna, conocimos a Rocío Ramírez Cadau. En esta nota, nos cuenta sobre su nueva vida en Olbia, Sardegna, junto a su marido, Adrián, y su hijo, Dante. Espero que disfruten de la entrevista, y viajemos por un ratito a la hermosa Sardegna mediante el relato de Rocío.
Contanos, Rocío, un poco sobre vos
“Tengo 36 años, soy de Campana, provincia de Buenos Aires, nacida y criada ahí, siempre vivi ahí. Mi marido, Adrián, también es de Campana, fuimos juntos a la escuela secundaria. Estudié Ciencias de la Comunicación en la UBA y, desde que terminé la escuela, trabajé en la empresa familiar y en una multinacional. Estuve prácticamente 14 años trabajando ahí, siempre en el ámbito social, en la comunicación y en lo que sería la responsabilidad social de la empresa, en los eventos, programas educativos, todo de la rama social. Provengo de una familia tipo, tengo un hermano, 2 años más grande que yo, y tengo a mis dos papás. Me casé hace 7 años y tenemos a Dante, nuestro hijo, de 3 años”.
¿Tenés orígenes italianos?
Acá volvemos a revivir una historia de un inmigrante, su abuelo materno. “Mi abuelo materno era italiano, más propiamente, era sardo. Su pueblo natal se llama Silanus. Emigró a la Argentina en los años ’50, con apenas 20 años y solo, fue una decisión personal, la de arrojarse a la aventura de ir a vivir a otro país, a América. En Italia, quedaron sus papás y sus hermanas. Él estuvo prácticamente todo el tiempo viviendo en Campana, en la ciudad donde nací después yo. Francisco Cadau era su nombre, falleció hace 20 años.
No dejo de contrastar lo que habrá sido cuando mi abuelo emigró, de hecho, me lo encuentro en expresiones, caras, modismos, palabras…”, expresa la creadora de Noi in Sardegna.
¿Qué fue lo que te llevó a tomar la decisión de cambiar de rumbo e ir a Sardegna?
“Con Adrián, mi marido, tuvimos la idea de hacer un cambio de vida, de movernos de la locura de Buenos Aires, de la gran ciudad… Si bien Campana no es estar en Capital, se lleva una vida super agitada, muy industrial. Siempre estuvo la idea de irse a algún lugar con más naturaleza, poder criar a los hijos más libremente, probar otra cosa, mismo pensábamos en la costa argentina, o en el sur. Nos gusta mucho el mar, buscábamos algún lugar costero. Llegó Dante, nuestro hijo, llegó la pandemia, que nos ayudó a pensar y repensar un montón de cosas, como le habrá pasado a mucha gente; y ahí empezamos a pensar: ¿Si es Europa? ¿Si es Sardegna?“.
“Era una gran locura plantear eso, pero lo seguimos charlando y, hace 2 años, dijimos ‘sí, es Sardegna y será en septiembre de 2022’. A un año y medio de distancia, empezamos a planificar todo. Planeamos todo, empezamos a vender nuestras cosas y a duelar de a poco todo, las relaciones, la casa, la familia y amigos. En Argentina, teníamos una vida súper acomodada, no nos faltaba nada, vivíamos a 3 cuadras de mis papás, de mis amigos, teníamos laburo estable; no es que teníamos algún problema, pero sí nos picó este bichito de intentarlo en otro lado, de buscar nuevos horizontes. Dijimos ‘vamos y, si algo falla, siempre está la puerta para volver’. Sentimos que era el momento“.
“Estamos en Olbia, al norte de la isla, tiene aeropuerto y puerto. Fue difícil elegir dónde venir, es difícil elegir a la distancia en qué ciudad instalarse, pero, por suerte, nos ayudó un primo mío, nos dijo que había oportunidades en Olbia, y que si empezábamos de cero, que empecemos por acá… Y desde que estoy acá, tengo otro tipo de vida”.
¿Por qué recomendarías Sardegna para vivir? ¿Encontrás similitudes entre la Argentina e Italia?
“Sardegna la recomiendo por la belleza natural que tiene para ofrecernos, por la tranquilidad, es muy diferente a las ciudades del continente. Uno puede andar por la calle tranquilo sin miedo, hay de todo para hacer, hay parques, playas, muchísimos comercios, es muy turística, pero no muere fuera de temporada”.
“Mi hijo, Dante, empieza salita de tres en septiembre, así que, de a poco, vamos encontrando nuestro lugar acá. ¿Similitudes? El estilo de la gente, la calidez; se nota mucho que venimos de acá, ya que es el mismo estilo y forma de vida. Mismo con los alimentos, no cambia mucho al tipo de comida, sacando solo lo característico de Argentina (amamos el asado y el mate; de hecho, estuvimos 10 días sin tomar mate porque no encontramos yerba y ¡casi morimos!), nos sentimos súper en casa, en ese sentido. Nos gusta adoptar las costumbres de Serdegna (amamos el pan sardo y los dulces de acá), pero sin perder las nuestras: vemos canales argentinos y escuchamos nuestra música de siempre”.
Te conocimos a través de tu Instagram, Noi in Sardegna, ¿qué te llevó a crearlo?
“Lo creé cuando llegamos acá, en principio por los primeros meses, ya que no teníamos mucho para hacer, solo teníamos que esperar que avanzaran trámites. Por otro lado, me pasaba que mi gente, mis conocidos, no conocen Sardegna, ni su tamaño, ni las cosas que hay, entonces surgió como idea de mostrarles a mis allegados y a quien quiera conocer de qué se trata esta hermosa isla. En principio, fue pensado para nuestro entorno, para mostrarles las costumbres, los lugares, y nuestra vida acá, y para el que tenga pensado una vida acá“.
Personalmente, agradezco enormemente a Rocío quien, desde el momento en que la contacté, me brindó total amabilidad y estuvo a disposición de mis preguntas y solicitudes. Es imposible no sentir escalofríos, esos de emoción, al escuchar el relato de Rocío sobre la historia de su abuelo, y pensar que ahora ella, junto a su familia, dan vuelta ese trayecto: no es de Italia a la Argentina, si no que es desde la Argentina a Italia. ¿Cerrando un círculo? ¿Repitiendo historias? Muchas reflexiones podemos hacer sobre nuestros abuelos emigrantes de Italia y nuestra generación emigrante de la Argentina, también, pero, considero que tenemos una reflexión en común: ir a cumplir sueños. Desde esta redacción, esperemos que disfruten de la historia de Rocío, Adrián y Dante.
