En el día de hoy, les presentamos la historia de vida Alfredo Carozza, un inmigrante calabrés proveniente de Rossano, paese ubicado en la provincia de Cosenza. A sus 15 años, Alfredo Carozza llegó a la Argentina, a bordo del Buque Pincio. Viajó junto a su familia en busca de la renombrada América, como tantos otros inmigrantes. Conversamos con su bisnieto, Ignacio Ezequiel Carozza, un joven defensor de la cultura italiana, que ya nos estuvo hablando, en otra oportunidad, acerca de su familia materna, para que en esta ocasión, nos contara en profundidad sobre la otra parte de la familia.
Alfredo Carozza: de Italia a la Argentina
Alfredo Carozza llegó a la Argentina el 21 de septiembre de 1922, partiendo de Génova, a bordo del Buque Pincio. Viajó junto con sus padres Agostino y Antonia Caruso y sus seis hermanos: Pasquale, Carmela, Assunta, Emma, María y Giovanni. Como muchos inmigrantes italianos que llegaron a nuestro país, vinieron escapando del hambre y la miseria que provocó la Primera Guerra Mundial. Buscaban nuevas oportunidades en una tierra lejana de las tensiones europeas que propiciaban un posible conflicto bélico a futuro. El viaje duró 24 días. Y durante todo ese tiempo estuvieron a merced del hacinamiento, enfermedades y las pésimas condiciones sanitarias que presentaban los camarotes de la 3° clase.
El arribo a la Argentina para la familia de Alfredo Carozza
Al llegar a Buenos Aires se asentaron directamente en el barrio porteño de Caballito, en donde ya había muchos inmigrantes calabreses. “Lo más difícil de la adaptación fueron las dimensiones de la Ciudad de Buenos Aires, junto a todos los recursos y habitantes que esta tenía en esa época, algo que se contraponía drásticamente al paisaje de su tierra natal. Apenas dos años después de llegar a Buenos Aires, Alfredo, a sus 17 años, abrió su propia zapatería con 22 empleados a su cargo. Negocio al cual dedicó todo el resto de su vida”, afirmó Ignacio Ezequiel Carozza, siendo un ejemplo de trabajo y sacrificio. Valores difundidos por nuestros ancestros.
“Ya algunos años después, en 1931, Alfredo se casó con María Rosa Mandaradoni, oriunda de Zambrone, Vibo Valentia. Y tuvieron dos hijos, Osvaldo y Oscar, a quienes siempre inculcó el amor por su Rossano natal. Cuando estaban ya instalados en Buenos Aires, Alfredo seguía fraternizando con todos los inmigrantes calabreses que conocía. Asimismo, ya después siendo adulto, hacía todo lo posible para ayudar a aquellos paisanos que lo necesitaban. Como así también solía preparar todo tipo de conservas, tomates y aceitunas secos, ajíes en aceite, uvas en alcohol y demás, para regalarle a los otros italianos del barrio”, continuó Ignacio Ezequiel Carozza.
¿Qué recuerdos tenía más presente Alfredo Carozza?
“Los recuerdos más presentes de su tierra se vinculaban con la gastronomía de su tierra natal, sus tradiciones, sus fiestas y sus paisajes. Alfredo específicamente extrañaba jugar y correr con sus hermanos y amigos en los bosques de Rossano mientras recogían castañas, fresas y nueces junto con las mujeres del pueblo”, nos contó Ignacio Ezequiel Carozza.
¿Siempre se sintieron italianos viviendo en Buenos Aires o ítalo-argentinos?
“Siempre tuvieron muy presentes sus raíces, sus tradiciones y su identidad. Pero con el tiempo, empezaron a sentirse ítalo-argentinos porque amaban Argentina. Estaban muy agradecidos por todas las oportunidades que tuvieron para progresar desde que llegaron, lo cual les permitió desarrollarse y prosperar felices”, afirmó Ignacio Ezequiel Carozza.
¿Qué tradiciones italianas conservan al día de hoy?
“Hoy en día, conservamos el idioma, la nacionalidad y muchas tradiciones rossaneses, en especial aquellas vinculadas a la gastronomía, ya que nunca han faltado platos como los scoratelli, los turdilli o crustuli, los tomates secos en aceite, la pasta ammuddicata, las anchoas scattiatte y el bacalao”, concluyó Ignacio Ezequiel Carozza, que con mucho orgullo nos relató la historia de su bisabuelo. Inmigrante, como muchos de nuestros familiares, o como muchos de nosotros, que decidió abandonar su tierra en busca de un futuro mejor, a pensar de todas las adversidades que debió atravesar. Conocer sus relatos de vida les da identidad a cada uno de los italianos que eligieron la Argentina como su nuevo hogar.
Foto de Portada: Alfredo Carozza junto a su familia. Autor: Ignacio Ezequiel Carozza.
¡Qué lindas son las historias de inmigración! Me hacen recordar a mi nonno 😍