El pecado de los jóvenes es pensar que la única época que existió es la presente. Que no hubo nada antes. Ni lo habrá. Que la coyuntura manda. Pero no. Eso es algo que nos enseña la historia. Todo el tiempo. Es necesario saber de dónde venimos. Para romper con eso. O estar orgullosos. En una época de Zoom y Streaming, vamos a rescatar la historia de un Teatro de verdad. De un teatro popular: el Teatro Marconi.
Teatro italiano con orígenes españoles
Anteriormente se llamaba Teatro Doria. Se presentaban zarzuelas (y alguna ópera también). Su dueño era Silvio Giovanetti. Aparentemente, le puso ese nombre en honor del almirante genovés Andrea D’Oria. Fue inaugurado el 13 de agosto de 1887. En Avenida Rivadavia 2330 (entre Pichincha y Matheu). En 1901 es vendido a Guillermo Bonomi. Propietario de la empresa de bebidas: Amaro Monte Cudine. Bonomi demuele el teatro Doria. Y construye allí el Teatro Marconi (homenaje a Guillermo Marconi, inventor de la telegrafía sin hilos).
Teatro plebeyo
El 24 de diciembre de 1903 se inauguró. Su arquitecto fue Juan Bautista Arnaldi. Poseía 300 butacas y 36 palcos. Con una capacidad total de 450 espectadores. Sus entradas baratas permitían que los italianos pobres tuviesen acceso a óperas y operetas. Se presentaban compañías de segundo orden. Mal vestidas. Algo así como lo que tan bien reflejó Francis Ford Coppola en ese emblemática escena de El Padrino II. Versiones no tan prestigiosas de “Tosca” y “La Traviata”. Artistas como: Gilberto Govi y Nunziata Cozzolino. Cómicos como Ettore Petrolini. Y hasta la mítica y enorme actriz Emma Gramatica (quien debutó en teatro con Eleonora Duse). Y filmó en 1948 “Pobre mi madre querida” junto a Hugo Del Carril con guión de Homero Manzi. Los inmigrantes italianos se conmovían y se olvidaban por un rato de sus acuciantes realidades.
A beneficio del Titanic
Peyorativamente llamado “El Galpón” (por su techo interno a dos aguas). O “Catedral chica de La Lírica” (por ser un semillero del Teatro Colón). El Teatro Marconi también supo albergar a estrellas nacionales: Blanca Podestá, Mario Fortuna, Luis Arata, etc. Francisco Charmiello (quien se presentaba a sala llena de martes a domingo): con obras como “La Cigüeña a los 60” y “Mi Mujer Contenta”. A pesar de ser pobre y para pobres el 6 de Mayo de 1912 se dio el lujo de dar una función a beneficio de las familias de las víctimas del naufragio del Titanic. La noche estaba a cargo de la “Compagnia Drammatica Italiana Popolare“. En los entreactos se presentaban: lucha japonesa, asalto de sable y florete. Y todo por tan solo $2.50. ¡Una ganga!
Ecos de una época
El mito dice que el abuelo de Ricardo Darín, Andrés Antonio Darín fue empresario del Teatro Marconi. No obstante en 1967 (después de 64 años) el teatro fue demolido (al peor estilo Cinema Paradiso). Un magnífico edificio, una fantástica estructura, orgullo de los italianos era reducida a añicos. Intentando borrar la historia. Pero no. La historia está. Y hay que pasarla. Como la de este Teatro. Que quizás muy pocos recuerdan. O hayan sentido nombrar. Como yo. Que nunca había sentido hablar de él. Hasta que mia mamma me contó acerca de él. Y de sus recuerdos cuando iba a ver a operetas y a actores cómicos junto a mi abuelo: Don Giuseppe. Pero esa… Esa es otra historia…
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