Natalia Rodríguez tiene 37 años. Es oriunda de Olavarría, provincia de Buenos Aires. Estudió Marketing Digital, Community Manager y Trafficker Digital. Cuenta que, antes de partir hacia el continente europeo, trabajó por varios años en una de las dos empresas de medicina prepaga más grandes de nuestro país. Llegó a Italia el 28 de abril de este año. “La decisión fue porque es un sueño de chica. Cuando estuve en pareja con el papá de mi hijo, también lo habíamos hablado. Luego, ese deseo quedó ahí, adormecido. Nos separamos cuando el nene tenía dos años y yo no veía viable la posibilidad en ese contexto. Sabíamos que nadie se iba a separar de nuestro hijo”. En esta nota, Natalia nos cuenta cómo fue que tomó efectivamente la decisión de partir y cómo es su nueva realidad en Turín.
Natalia Rodríguez: reflexiones que te pueden cambiar la vida
Nuestra entrevistada recuerda que durante la pandemia, su trabajo se triplicó. “Empecé con problemas de salud por estrés y comencé a preguntarme si realmente estaba viviendo la vida que quería. Si era feliz y si todo lo que trabajaba justificaba la salud que estaba dejando. La inflación se seguía disparando. Yo trabajaba el triple; la plata no me alcanzaba y mucho menos para sacarme todo ese estrés”.
“Me imaginé unos años más adelante diciendo: ‘¿Por qué no me fui cuando era el momento? Si era lo que quería’. Así que recuerdo que llamé al papá de mi hijo, le conté y me dijo que él y su pareja estaban esperando que nuestro hijo en común sea mayor para irse en unos años. Pero que sí yo tenía intenciones de irme también, que empezara a buscar la documentación para armar la carpeta e irnos a hacer la ciudadanía a Italia. Y acá estamos los cinco: mi hijo de 13 años, su papá, la pareja de su papá, el hijo de ambos y yo”.
Amor a primera vista
Natalia Rodríguez reside en Turín y cuenta que la elección se debió, en principio, a que su documentación tenía un error que en otras comunas le hacían rectificar y ahí, no. “No tenía expectativas respecto a la ciudad. Después, la vi en una serie de Netflix que se rodó acá (“Guía astrológica para corazones rotos”) y dije: ‘Ojo con Torino, eh’. Y llegué y fue flechazo, amor a primera vista. Amo esta ciudad. Y me quiero quedar a vivir acá. A mi hijo también le gustó mucho”.
Recuerdos imborrables
El bisabuelo materno de nuestra entrevistada nació en Cimadolmo, provincia de Treviso. Natalia tiene sangre italiana por el lado materno tanto de su abuela como de su abuelo. Del norte y del sur. “De chica, recuerdo a mi abuela los domingos con el delantal lleno de harina haciendo fideos en la pastalinda. Nos dejaba pasar la masa y ayudarla. Y, después, con mi mamá, hacíamos ñoquis. La pasta nos representa como familia en las juntadas de domingo. Mi vieja hace los mejores sorrentinos de pollo que comí en toda mi vida”.
Natalia explica que, actualmente, además de continuar con los trámites de la ciudadanía, también está enfocada en capacitarse. “Estoy armando mi emprendimiento para poder trabajar en digital freelance, que lo hacía en Argentina con algunos emprendimientos. Pero ahora tengo que comenzar a ganar en euros. Si tenés la ciudadanía, no es para nada difícil conseguir trabajo. Donde estoy, no es tan sencillo conseguir en negro porque multan a los dueños o hasta pueden ir presos. Sin embargo, en el sur sí es más común encontrar trabajo en negro hasta que salga la ciudadanía”.
¿Qué diferencias notás respecto a la vida que llevabas en Argentina?
“Estabilidad económica. Vas al super y los precios siguen iguales. Me acuerdo que la primera semana me sorprendí porque en los paquetes el precio está impreso. O sea, no hay que marcar arriba, es ese. Es seguro caminar a cualquier hora. ¿Beneficios? Todos. Abrí mi cabeza. Es otro mundo. Estaba viviendo mal y no era consciente. Nos acostumbramos y normalizamos cosas que no están buenas. No me arrepiento para nada de haberme animado. ¿La dificultad? El idioma, un poco, al principio. Me puse a estudiar apenas tomamos la decisión. Hablan muy rápido y entendía todo pero no me salían las palabras, me enredaba. Ahora voy muy bien. Pero aún me falta”.
Natalia Rodríguez: la importancia de saber adaptarse
“Creo que emigrar no es para cualquiera. Que tiene que ser una decisión tomada desde el corazón y a conciencia, no por desesperación. Creo que no hay que olvidarse que uno debe adaptarse al país al que emigra, no el país a uno. Así que hay que ir abierto a adaptarse a la cultura. Y es fundamental aprender el idioma. Nadie tiene por qué saber tu idioma, vos sos el recién llegado”. Natalia confiesa que tiene planes de volver de visita a la Argentina, inicialmente, en 2024. Y, después, una vez al año”.
“Italia es mi lugar en el mundo. Siento que yo estaba destinada a vivir acá. Es mi casa. Me siento muy feliz. Argentina es el lugar donde nací, donde crecí, donde está mi familia, mis amigos. Mi corazón es argento. Me emociono cuando escucho que un artista callejero toca un tango acá. Yo soy argentina de alma. En Turín, hay una congregación y hay fiesta argentina una vez al mes donde bailamos cumbia y cuarteto, hacemos asados familiares o mateadas. Amo a los dos países, el que me vio nacer y el que me da la posibilidad de crecer, cumplir mi sueño y darle otra vida a mi hijo”.
Autora imagen de portada: Natalia Rodríguez.
