Un día como hoy, un 18 de enero de 1901, nacía en Umbría (Italia) María Iris Elda Rosmunda Pauri Bonetti. El mundo y la escena artística argentina luego la conocerían como Iris Marga. Fue una artista multifacética. Actuó en cine, televisión, teatro y en revistas. No por nada fue renombrada como “la gran dama del teatro”. A 121 años de su nacimiento, recordamos la vida y trayectoria de esta actriz y vedette ítalo-argentina que iluminó los escenarios de la mano de grandes artistas nacionales e internacionales.
Desde Umbría a Buenos Aires
Nació como María Iris Elda Rosmunda Pauri Bonetti en Orvieto, provincia de Terni (Umbría, Italia). Tan solo con cuatro años, junto a su madre, llegó a nuestro país siguiendo los pasos de su padre a quien nunca pudo encontrar. La historia de la familia de María Iris Elda tal vez sea parecida a la de tantos otros inmigrantes que, movidos por distintas causas (la mayoría de ellas, económicas) arribaron a Argentina. Las oleadas inmigratorias de principios del siglo XX son harto conocidas para nosotros, descendientes e hijos de inmigrantes. Frente a la ausencia de una figura paterna, la madre se hizo cargo de su educación. Era maestra y bordaba. Le enseñó a leer y le daba clases de idiomas: francés e inglés. Al mismo tiempo que Iris se iba empapando del español porteño.
De María Iris Elda Rosmunda Pauri Bonetti a Iris Marga
Comenzó su carrera artística en 1920, siendo muy joven en Montevideo. Algunos dirán casualidad; otros, obra del destino. “Me había invitado el empresario José Messutti. En el cuarto de al lado del hotel se alojaba una mujer, modista, que tarareaba un tango en una mezcla infernal de castellano, brasileño y francés. De tanto escucharla, la aprendí y se la canté al empresario, que se mató de risa. Lo mismo pasó en una fiesta de homenaje a Parravicini, donde me hicieron repetir la monería. El empresario del Solís, que tenía la compañía de Concepción Olona, me llamó para hacer un fin de fiesta”.
“No tenía plata, mamá ni hablemos, y me largué”, había contado la actriz en una entrevista. En ese momento, la desconocida Maria Iris Elsa Rosmundo Pauri Bonetti se transformaba en Iris Marga. Cuando volvió de Montevideo, en Buenos Aires, la esperaba una nueva oportunidad. Dejó su luz en el Teatro Empire, junto al emblemático Carlos Gardel y la española Raquel Meller. Luego, en el Teatro Maipo, estrenó la obra “Julián”. Fue una de las pioneras de la revista porteña. Compartió escenario con otras vedettes de su talla como Gloria Guzmán, Carmen Lamas y Paquita Garzón.
El teatro conoce a su gran dama
La década del ‘30 sería el auge de “La Marga” como actriz. En 1929, Pepe Ratti la convocó para actuar en la obra teatral El valor de una vida. No discriminó ningún género. Trabajó tanto en comedias como en tragedias. En 1936, el por entonces director general del Teatro Nacional de Comedia (hoy Teatro Nacional Cervantes), Antonio Cunill Cabanellas la incorporó a la compañía estable. Actuó bajo la dirección del mismísimo Luigi Pirandello, el gran dramaturgo siciliano, en “Cuando se es alguien” y de nuestro Armando Discépolo en “Amanda y Eduardo”. Junto a la compañía de Orestes Caviglia, encabezó una versión de Las alegres comadres de Windsor de Shakespeare y formó parte del elenco de Después de la caída, de Arthur Miller.
Iris Marga en la imagen en movimiento
El cine también fue su casa. Participó de más de 10 films como “Petróleo”, “Los tres mosqueteros”, “El viaje sin regreso” y “El candidato”. En esta última, ganó el premio a la mejor actriz de reparto. En Italia, filmó una película, L’amore necessario (1991), de Fabio Carpi. Y, como no podía ser de otra manera, no se quedó fuera de la comedia musical. Participó de Wunder Bar y El novio. Tal como observamos, es imposible recorrer en una sola nota todas sus intervenciones artísticas. El recorte sería injusto y totalmente incompleto.
Una vida dedicada a las artes
Desde 1960 hasta 1997 (año de su fallecimiento), fue directora de la Casa del Teatro, institución creada por Regina Pacini. Fue miembro del directorio del Fondo Nacional de las Artes y directora del Teatro General San Martín. Su carrera profesional continuó durante más de setenta años en distintos ámbitos de la escena nacional y mundial. De hecho, su última aparición teatral fue en 1991, en Francia, seis años antes de su muerte. Allí cantaba un tango dedicado a ella por el mismísimo Astor Piazzolla.
Recibió los premios Podestá y Argentores. Para coronar toda su trayectoria, en 1992, la Ciudad de Buenos Aires la nombró Ciudadana Ilustre. Finalmente, en 1994, recibió una distinción por parte de la Cámara de Diputados. Más allá de los premios y distinciones recibidas, el mayor reconocimiento fueron los aplausos del público y su imborrable recuerdo, hoy, 25 años después de su partida.
Autor de la imagen de portada: Facebook Juan Diego Carbone
Muy buena nota 🙌
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