Eugenia Sacerdote nació en Turín, a más de 11.000 kilómetros de Buenos Aires, el 9 de noviembre de 1910. En 1938, emigró a la Argentina y fue la primera en probar la vacuna poliomielítica en nuestro país. Hoy, les presentamos la historia de vida de esta reconocida médica italiana, la cual trajo al país la vacuna de Salk en 1956.
Eugenia Sacerdote, una de las primeras estudiantes de medicina en Italia
En 1929, Eugenia Sacerdote y su prima Rita Levi-Montalcini decidieron estudiar medicina en Italia, a pesar de que en esa época, las mujeres no estudiaran esa carrera. Fue muy difícil prepararse para ingresar y, a su vez, soportar las burlas y la discriminación de sus compañeros varones. Sin embargo, ambas finalizaron sus estudios, en 1936, con las mejores calificaciones. Un año más tarde, más precisamente en 1937, se casó con Maurizio Lustig, un ingeniero que trabajaba para la empresa Pirelli que conoció durante sus estudios.
De Italia a la Argentina
A los 29 años, Eugenia Sacerdote de Lustig decidió emigrar rumbo a la América. Llegó a la Argentina en 1939, junto con su esposo Maurizio Lustig y su primera hija, Livia. Una vez llegada a la Argentina, no le reconocieron ningún estudio realizado en Italia, por lo que solamente pudo continuar en el ámbito de la investigación. Aunque ella ya trabajaba en la Cátedra de Histología de la Universidad de Turín, un centro de investigación muy avanzado en Europa. Y era especialista en una técnica de cultivo de tejidos vivos “in vitro”, que nadie más en el país realizaba. De esta manera, Eugenia Sacerdote junto a su familia cambió un buen departamento en Roma, por un conventillo en Buenos Aires, “una ciudad chata y sin colinas”, como fue su primera impresión.
Vacuna poliomielítica en Argentina
Durante la grave epidemia de poliomielitis que afectó a nuestro país a la mitad de la década de 1950, Eugenia Sacerdote fue enviada por la Organización Mundial de la Salud a los Estados Unidos y a Canadá para interiorizarse sobre el trabajo del profesor Jonas Salk. Iba a estudiar los efectos de la vacuna que se estaba ensayando en animales. Más precisamente en monos. Aquellos que eran inoculados y luego infectados con el virus no se enfermaban. Poco después, empezó a aplicarse en voluntarios, generando también el mismo efecto.
Al ver los resultados favorables de la vacuna, cuando volvió a la Argentina, se vacunó en público. E hizo lo mismo con sus tres hijos para convencer a la población de los beneficios de la vacuna contra la poliomielitis. Cuando esta información llegó a los diarios, la gente empezó a acercarse al Instituto Malbrán. Al principio, la propia Eugenia se encargaba de vacunar a todos los asistentes. Y así fue como, gracias a la aplicación de la vacuna Salk, la epidemia de 1956 fue la última gran epidemia de poliomielitis que sufrió la Argentina. Por consiguiente, la decisión de Eugenia de impulsar la vacuna salvó la vida de miles de personas.
Eugenia Sacerdote: pasajera ilustre de la línea 80
Eugenia Sacerdote recibió innumerables reconocimientos en el ámbito científico, debido a su gran trabajo y esfuerzo en busca de mejorar la salud de la Argentina. Asimismo, como dato de color, en 1990, la línea 80 la nombró pasajera ilustre. Y le dio un pase de por vida, premiando su constancia al viajar todos los días en ese colectivo a su trabajo, como jefa de investigación del Instituto de Oncología Ángel Roffo.
En 2005, publicó su autobiografía, un libro de memorias titulado “De los Alpes al Río de la Plata”, escrito como recuerdo para sus nietos. Tuvo la fortuna de vivir hasta los 101 años, falleciendo el 27 de noviembre de 2011. Para todos aquellos interesados en conocer aún más acerca de su vida, los invito a escuchar una miniserie de cuatro capítulos que cuenta en mayor profundidad su historia, para ver su trailer presione aquí.
Es muy gratificante conocer la vida de estas mujeres ítalo-argentinas que hicieron historia en nuestro país y que marcaron la diferencia.
Molto interessante!