Cristian Provenzano es un joven de 31 años que, con su fisarmonica y su organetto, ha logrado mantener viva la llama de la italianidad en Argentina. Cristian hace que la alegría de la música italiana se mantenga viva en nuestro país.
En el mundo moderno, en el cual muchos jóvenes e incluso adultos olvidan sus raíces y sus tradiciones, resulta alentador ver cómo, aun hoy, existen personas apasionadas por la cultura de sus antepasados que les fue transmitida. Por eso, es importante destacarlas y honrarlas.
Tres generaciones de pasión por la música y la tradición
Antonio Provenzano llegó a Buenos Aires en el año 1951 con tan solo 16 años, nativo de Noepoli, Provincia de Potenza, de la región de Lucania. Al llegar a la Argentina, trajo consigo toda su cultura, tradición y –por supuesto– su organetto.
En Argentina, las reuniones entre paisanos y familiares eran grandes ocasiones de alegría y contacto con sus raíces. En esas reuniones, se comía, se cantaba, se bailaba y se tocaban canciones italianas. Dentro de este ambiente nació Carlos, el hijo de Antonio. Desde muy pequeño, quiso aprender a tocar el organetto, pero su papá le dio prioridad al estudio. Sin embargo, con el tiempo, le fue enseñando y transmitiendo el amor por la música.
Así, rodeado de alegría y música italiana, creció Cristian Provenzano quien, desde muy pequeño, siente esta gran pasión por el organetto y por las tradiciones italianas.
Los inicios de Cristian como músico
Cristian Provenzano, con solo tres o cuatro años, le sacaba la cartera a su mamá y jugaba con ella como si estuviera tocando el acordeón, hasta que le regalaron un acordeón de juguete. A la edad de cuatro años, en la fiesta “Italianísima”, organizada por Héctor Milanesio, subió al escenario a tocar por primera vez frente al público. Una fiesta en la que su padre, Carlos Provenzano, ganó el premio al mejor acordeonista.
Cristian comenzó a tocar con un organetto de dos bajos que le regaló su padre con el que practicaba observando a su nonno y a su papá. Sin duda alguna, fue en el seno de su familia donde adquirió esta pasión. A los seis años, le regalaron un acordeón a piano que era más grande que él y comenzó a practicar cada vez más. Desde muy pequeño, Cristian comenzó a tocar en diferentes fiestas.
Algunas anécdotas de su infancia
Cristian Provenzano nos cuenta: “tenía seis o siete años y fuimos a tocar con mi papá a una fiesta. El acordeón era tan grande que me tropecé y caí dentro del estuche. Me acuerdo que cuando las fiestas eran hasta muy tarde y me agarraba sueño, me ponía a dormir dentro del estuche, que era más grande que yo”. También, recuerda que cuando iba a la fiesta de la Madonna del Pettoruto, en San Isidro, durante la jornada, se subía en las mesas del club a tocar el organetto para que las personas le dieran caramelos y dinero. Así, entre paisanos, comenzó este camino de la música que fue creciendo día a día.
Su camino como músico
Describir la trayectoria de Cristian Provenzano llevaría mucho tiempo. Pero sí se puede decir que, desde su infancia, comenzó a asistir a diferentes fiestas y formó un grupo de música con varios paisanos. En dicho grupo, se encontraba su nonno, su padre y dos integrantes que tocaban la zampogna: Giacomo Antonucci y Giuseppe Vicchio.
Con el correr de los años, su fama se fue extendiendo por todo el país en las diferentes fiestas de la colectividad. Además, Cristian tocó con grandes grupos provenientes de Italia, como en el último festival de Buenos Aires Celebra Calabria, junto a Mimmo Cavallaro. Cabe mencionar que, además, uno de sus maestros fue Luis Carniglia quien, con su profesionalidad, lo fue guiando para que se fuera perfeccionando.
Algunas actuaciones de Cristian Provenzano en la televisión Argentina
Es importante destacar que Cristian no solo supo mantener viva la tradición dentro de la colectividad italiana sino que también la llevó a distintos programas del ambiente televisivo. Durante su infancia, tocó en uno de los programas de Gerardo Sofovich y de Graciela Alfano. También, participó en programas como “Morfi”, “Cocineros Argentinos” y “Bendita TV”, entro otros.
El labor de Cristian con su acordeón en nuestro país ha sido y será siempre admirable. Con su dedicación y sacrificio ha hecho y hace que en Argentina se mantenga viva la alegría y la tradición del organetto y de la música italiana que trajeron nuestros abuelos.