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Entrevistas Italianos en Buenos Aires

Una mochila cargada de sueños y un viaje revelador

Viaje - Andrea De Viaje

Durante 187 días, en el año 2013, Andrea Caristo recorrió gran parte de nuestro país acompañado de su mochila y un montón de sueños. Fruto de esa aventura nació “El Viaje”, un libro inspirador y crudo sobre sus vivencias en Argentina, Brasil, Bolivia y Chile.
En esta entrevista, Andrea nos cuenta qué significó ese periplo para él, cómo lo vivió y qué enseñanzas le dejó. ¡Hora de partir!

“Si permanecés en lo conocido no descubrirás nada nuevo”

“¡Amor tengo miedo! No tengo ganas, lo estoy haciendo todo mal… ¡A la mierda el viaje, me voy a casa!” Así comienza “El Viaje”, el libro de Andrea Caristo que, como una suerte de diario personal, relata su experiencia durante más de seis meses recorriendo Argentina y algunas partes de Brasil, Bolivia y Chile.
A través de la mirada de Andrea, descubrimos un país enorme que guarda miles de historias y vivencias, con personajes hospitalarios y de sonrisas anchas, gente curiosa y reservada, edificios tan antiguos como la tierra misma y noches eternas de estrellas y sentimientos encontrados. Todo eso y mucho más hay en este libro que nuestro protagonista escribió para no dejar en el olvido todo lo que vivió. Un relato en primera persona de una aventura sin igual, un legado para la posteridad que parte de una premisa: “Se rimani nel conosciuto non scoprirai niente di nuovo” [Si permanecés en lo conocido, no descubrirás nada nuevo] de Tiziano Terzani.

¿Con cuánto tiempo de antelación te preparaste para hacer este viaje?

“Cuando me fui, solo tenía un billete de ida a Sao Paulo. Sabía que la metrópolis brasileña sería el punto de partida de mi periplo, pero no tenía idea de cuál iba a ser el itinerario completo ni cuántos días viviría en Sudamérica. Me llevó alrededor de un año prepararme para esta experiencia. Todo comenzó con un viaje a Colombia que dejó en mi corazón el impulso decisivo para dejar mi trabajo y comunicarle a mis seres queridos una de las decisiones más increíbles que tomé en mi vida. A los treinta, decidí que no iba a dejar más atrás mis sueños y sentí que América del Sur tenía algo importante que mostrarme.
Leí algunos libros de viajes, compré una guía sobre Argentina y traté de perfeccionar mi español tomando algunas clases particulares. Lo más difícil fue preparar la mochila y elegir qué llevar en un espacio de tan solo 70 litros.
Tenía muchas gana de adentrarme en la cultura latinoamericana y por eso no preparé un itinerario de viaje real, quería que los encuentros y la mirada de la gente que me fuera a encontrar a lo largo del viaje fueran mi guía”.

¿Cómo se te ocurrió la idea de plasmar en un libro todo lo vivido durante el viaje?

“Cuatro años después del viaje, la idea de escribir un libro comenzó a tomar forma. Más precisamente el 1 de noviembre de 2017. Cuando nació mi hija Lavinia, me di cuenta que mi memoria comenzaba a nublarse y algunos detalles de aquella aventura comenzaban a desaparecer. Tenía miedo de que en algunos años ya no pudiera recordar con tanto detalle lo que había sucedido durante aquellos 187 días y que no pudiera contarle a mi hija todo lo que había vivido.
Al mismo tiempo, la idea de escribir un libro me parecía tan lejana y difícil como escalar una montaña. Sin embargo, todo fue saliendo con naturalidad. Recogí las fotos que había sacado y tomé el cuaderno que me acompañó a lo largo de los más de 20.000 kilómetros que recorrí en Sudamérica. Y comencé a revivir, página tras página, toda aquella experiencia con el objetivo de transmitirle los valores de la libertad a mi hija y el coraje de querer vivir una vida en la que pueda reconocerse a si misma”.

La partida fue muy difícil, ¿qué fue lo primero que pensaste ni bien aterrizaste en el continente americano?

“Lo primero que pensé fue ‘¡Oh Dios mío, no entiendo ni una sola palabra de portugués!’. Las primeras sensaciones fueron de miedo. Pero no miedo a las personas ni a los lugares que iba a visitar, tenía miedo de no poder lograr mi objetivo. Me cuestioné a mi mismo y a todo mi mundo para irme al otro lado del océano y ahora no sabía qué buscar. Afortunadamente “el viaje” comenzó a enviarme señales que me permitieron ganar confianza y, una vez que di los primeros pases, comprendí que estaba en el camino correcto.
La mayor dificultad fue confiar en mis instintos, cuando de niño te enseñan que el mundo solo está compuesto por reglas y lógica. También sabía que tenía que deshacerme de mis certezas, incluso de las emocionales, para poder viajar de verdad. Me dije ‘ahora estás solo y tenés que demostrarte a vos mismo lo que valés'”.

El libro es también un compendio de las personas que conociste en el camino y con las que compartiste momentos únicos, ¿qué enseñanzas te dejó cada uno de ellos?

“La verdadera riqueza y la gran sorpresa de este viaje de seis meses fueron las personas que conocí a lo largo de mi camino. Detrás de cada paisaje increíble siempre hubo una persona que fue capaz de hacer que ese lugar sea inolvidable. El discurso es válido tanto para los sudamericanos (argentinos, brasileños y chilenos) que me acogieron en sus casas y en sus vidas, como para los compañeros de viaje europeos que compartieron conmigo aventuras y desventuras guiados siempre por la confianza en los demás.
Todos estos encuentros me enseñaron lo que significa la palabra solidaridad, lo que significa el sentido de comunidad y que esa fuerza es capaz de expresar la unión de dos o más personas.
Me mostraron lo sencillo que puede ser transformar, con el espíritu adecuado y en el momento adecuado, una situación negativa en una positiva.
Muchas veces reconocí el sentido de la familia, incluso en contextos sociales muy diferentes, a los que no les importaban las diferencias lingüísticas. El pasado que cada uno tenía en su bagaje personal, o de dónde venía cada uno, enfatizando en cambio la importancia de vivir los momentos compartidos al máximo”.

Viaje - Paisaje Del Viaje De Andrea.
Durante 6 meses, Andrea recorrió gran parte del país, de norte a sur. Autor: Andrea Caristo.

¿Qué diferencias y similitudes encontraste con Italia?

“En cuanto a las diferencias que he encontrado, no tengo ganas de entrar en discursos político/económicos demasiado complejos. Sin embargo, me gustaría subrayar la diferencia en la forma en que abordamos la vida. Todavía envidio hoy los ritmos decididamente más lentos de América del Sur y sobre todo la capacidad de afrontar el día siempre con una sonrisa, el sentido de comunidad y el placer de disfrutar las plazas y los espacios comunes. En Italia, por desgracia, el sistema capitalista nos empuja irremediablemente hacia una sociedad individualista y competitiva, y ya nadie tiene tiempo para nada. Este constante “tomar atajos” no nos hace más felices.
Los aspectos que más me recordaban a Italia, sin embargo, los encontré sobre todo en Argentina donde son evidentes las huellas que dejó la fuerte inmigración italiana entre finales del siglo XIX y mediados del siglo XX.
La convivencia, la fiesta, la pasta casera, la forma de hablar y gesticular, la pasión por el vino y el fútbol… Me llamó la atención este deseo tan grande de los argentinos de aprender el idioma italiano y conocer a fondo nuestra cultura y costumbres.
Y luego está el famoso arte de arreglar, propio de los italianos, también propio del pueblo argentino, que históricamente enfrentó, y aún enfrenta, años complicados y atormentados. En general, sin embargo, me sentí muy cercano y afín a los hermanos de América del Sur”.

A lo largo del libro también está muy presente tu relación con Alice, ¿cómo fue el reencuentro con tu novia?

“¡Un despiole! Ella me dio el último empujón para irme y también fue la razón por la cual volví a casa, pero el desapego fue tan fuerte que le generé una herida muy profunda. Y además, yo ya no era el mismo Andrea que había partido seis meses antes. Durante el viaje se había creado un cierto equilibrio que nos ilusionó respecto a la solidez de nuestra pareja. La realidad, en cambio, es que nuestra relación sufrió varios embates y estuvimos distanciados un tiempo hasta que nos dimos cuenta que no podíamos estar el uno sin el otro.
Sin embargo, no veo a ese periodo como algo negativo, ciertamente fue difícil pero también útil: cuando te caés, aprendés a levantarte”.

Muchos viajeros, al regresar de una aventura de este tipo, sienten un gran vacío y por unos meses se sienten perdidos, ¿a vos también te pasó eso?

“Si bien la vuelta fue por decisión propia, fue realmente difícil. Con Alice y mis amigos más cercanos sentía que todo era diferente. Viajábamos por dos caminos paralelos, tanto en la forma de vivir como en la manera de ver las cosas. Mi cuerpo y mi mente habían asimilado el ritmo sudamericano y no querían volver a las costumbres occidentales, especialmente las de Brianza.
Me sentía “solo” incluso con la gente que conocía de toda la vida y vivía con una tendencia perenne al exceso. Mi espíritu voló como un cóndor, pero las montañas frente a mí no tenían color. Durante varios meses mis pensamientos viajaron al otro lado del océano, pero el amor y los afectos fueron decisivos para que me quedara en Italia. Al principio, pensé que había dado un paso atrás, en ese pasado que me asfixiaba. En cambio, en el nuevo yo solo necesitaba tiempo para recomponer su equilibrio, para digerir ese bagaje tan lleno de historias y emociones. Seis meses que se sintieron como seis años”.

Cada capítulo abre con un par de canciones que te acompañaron en ese momento, pero si tuvieras que elegir solo una canción para ejemplificar este viaje, ¿cuál sería y por qué?

Es difícil elegir una sola canción que represente completamente el viaje. Podría ser ‘Solisud’, de mi amigo Sergio Arturo Calonego, el guitarrista que me acompaña en la mayoría de las presentacions de mi libro que estoy llevando a cabo en Italia. Esta pieza instrumental representa, por un lado, la sensación de libertad que me invadió en el hemisferio sur y, también, el vínculo melancólico con mi tierra natal.

Tapa Del Libro El Viaje
El libro de Andrea por ahora solo se consigue en Italia pero sueña con poder presentarlo en Buenos Aires.

A Sergio lo había conocido unos pocos días antes de partir para Sao Paulo y, en esa ocasión, me entregó el disco que había terminado de grabar. Cargué las canciones en mi reproductor de mp3 y me olvidé de ellas durante varios meses, hasta que me encontré frente al Estrecho de Magallanes. En ese momento, que tanto había soñado, sentí la necesidad de disfrutar la travesía a Tierra del Fuego uniendo la parte de mi corazón que estallaba por el viaje, con la que guardaba todos los abrazos que me esperaban en Italia. Mientras iba desplazando los álbumes en el reproductor de mp3, apareció el disco de Sergio y sentí que era el correcto. Mientras el viento golpeaba mi rostro, le di play y la primera canción que sonó fue ‘Solisud'”.

Pasaron casi 10 años desde aquella aventura, hoy ya tenés una familia y tu situación es diferente, pero ¿volverías a hacerlo?

“Absolutamente sí, lo haría de nuevo con Alice y mis hijos. Quisiera desandar gran parte del itinerario recorrido en 2013 y abrazar a los muchos amigos con los que me mantuve en contacto durante todos estos años. Sin duda sería diferente, pero me gustaría que mi familia pudiera respirar el aire sudamericano, aunque sea por poco tiempo, y estar satisfecho con sus colores y sus cielos.
‘El Viaje’, casi diez años después, me sigue acompañando y aún hoy me sorprende con encuentros y oportunidades inesperadas, como si ese viaje nunca se hubiera detenido desde 2013.
¡Incluso muchas veces sueño con poder presentar un día mi libro, tal vez traducido al castellano, en Buenos Aires!
Y luego en el futuro me gustaría encontrar otra ventana en mi vida que me permita volver a intentar la experiencia de viajar solo con una mochila y dormir protegido por estrellas que no conozco”.

Finalmente, ¿qué les dirías a esos viajeros que no se animan a realizar un viaje, ya sea por miedo a perder la estabilidad económica, o porque no se atreven a distanciarse de sus seres queridos?

“Tu tiempo es precioso, ¡nunca lo olvides!
Soñar, luchar, vivir. Todo parte siempre de un sueño, luchar por conseguirlo y finalmente vivirlo. Cualquiera que sea tu aspiración, hoy es el día adecuado para comprometer tus energías en esa dirección, ya sea la idea de un viaje, aprender un oficio o desarrollar un arte.
Solo estando cómodo en tu lugar y en lo que haces puedes experimentar los altibajos de la vida al máximo.
Las personas que te aman pueden sufrir algunas de nuestras elecciones, pero siempre estarán ahí y solo podrán estar a tu lado si buscan una sonrisa.
Con mi libro quiero transmitir el mensaje de que nada es imposible y que muchas veces no somos conscientes de la fuerza y ​​el coraje que podemos expresar.
No hay un solo camino ni una sola solución y cada uno debe buscar la suya. Siempre dejar elegir a los demás o dejarse guiar por un navegador preestablecido hará que pierdas el contacto con la oportunidad de ser feliz”.

Una mochila cargada de sueños y un viaje revelador ultima modifica: 2022-07-18T10:19:14-03:00 da Francisco Daniel Zazzu

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Mirtha Aldunce

me encantan estas historias 🙂

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