Entre los atractivos que posee la Ciudad de Buenos Aires, se encuentra el Jardín Botánico. Vecino a Plaza Italia y al Ecoparque, está ubicado en el corazón del barrio porteño de Palermo. Lleva el nombre de Carlos Thays, el paisajista, naturalista y arquitecto parisino que lo concibió. Se extiende por más de 75.000 m², posee más de 1500 especies vegetales y además, cuenta con numerosas esculturas, invernaderos y una biblioteca. En la nota de hoy, los invitamos a recorrer este pulmón verde de Buenos Aires y a conocer su historia.
Los jardines a lo largo de la historia
En el pasado, la posesión de un parque de las características que hoy conocemos era beneficio de unos pocos. Dichos jardines hicieron su aparición con la modernidad, cuando Europa comenzó a introducir especies exóticas provenientes de América y de África. Aun cuando este tipo de atractivos tenga una larga data a través de la historia, el primer jardín botánico como tal nació en Pisa, de la mano de Luca Ghini a pedido de Cosimo de Medici. En la actualidad, todas las grandes ciudades del mundo tienen su jardín botánico, donde el visitante puede reconocer la flora autóctona. Podemos nombrar, por ejemplo, el que se encuentra en Roma, en el Parque de Villa Corsini, antigua residencia de Cristina di Svezia. O también el Real Jardín Botánico de Madrid con más de 260 años de historia o el Jardín Des Plantes de París.
Los antecedentes: el Jardín de aclimatación y el Parque 3 de Febrero
Buenos Aires, como gran metrópolis, no es la excepción. Si bien el Jardín Botánico fue obra del naturalista francés Carlos Thays, en realidad fue ideado mucho antes en la historia de nuestro país. Como antecedente podemos nombrar la quinta en Recoleta que poseía el agrónomo Martín de Altolaguirre donde cultivaba especies exóticas. Las conseguía a través de su hermano Francisco, que las traía de Europa. Esto sucedía en los tiempos del Virreinato del Río de la Plata, allá por 1770. Luego de la Revolución de Mayo, hacia 1823, se creó la “Escuela Práctica Agrícola” bajo el gobierno de Martín Rodríguez. En un primer momento, asumió Federico Guillermo Schmaling como director y luego se contrató al inglés Alejandro Pablo Sack quien fue nombrado “Jardinero Botánico” de las Provincias Unidas. Y, además, se creó un “Jardín de aclimatación”. Éste estaba ubicado en los terrenos que hoy ocupan el Cementerio de Recoleta.
En 1874, nuestro ya conocido Domingo F. Sarmiento presentó el proyecto al Congreso Nacional, para impulsar la creación de un paseo público en los terrenos conocidos como “Palermo de San Benito”. Este debería cambiar su nombre a Parque 3 de Febrero. De esta forma, nacía el germen de lo que luego sería el Jardín Botánico y también el Jardín Zoológico, ya que la ley promulgada incluía tanto a la flora como a la fauna argentina. Sin embargo, dicha ley no llegó a concretarse dentro de los plazos establecidos. Por otro lado, hacia 1884, durante la intendencia de Torcuato de Alvear, se inauguró el Jardín Botánico del Sur, ubicado en el actual barrio de Parque Patricios. Fue el primer criadero municipal de plantas que estaban destinadas al embellecimiento de los paseos públicos de Buenos Aires.
Un Jardín Botánico para Buenos Aires
Debió pasar dos décadas para que finalmente la idea que había surgido en la mente de Sarmiento viera la luz. En 1892, Carlos Thays era Director General de Paseos Públicos de la Capital. El paisajista y arquitecto francés elevó a la Intendencia Municipal un proyecto. En él se exponía la imperante necesidad de crear un Jardín Botánico de Aclimatación, que atendiera de igual forma a fines científicos, recreativos y paisajísticos. Asimismo, el documento aconsejaba desarrollar dicho Jardín en los terrenos ocupados por el Parque 3 de Febrero. De esta forma, finalmente el 7 de septiembre de 1898 nació el Jardín Botánico de Buenos Aires que hoy lleva el nombre de su impulsor.
De sus jardines y esculturas
La variedad de las especies vegetales que posee el Jardín Botánico no es el único atractivo. Cuenta con 27 obras escultóricas, un edificio central de típico estilo inglés, una biblioteca y cinco invernáculos. Al ingresar al Jardín Botánico, por su entrada ubicada en la Av. Santa Fe, nos encontramos con diversas esculturas. Una de ellas es el Mercurio Alado que podemos observar desde la misma vereda. En su interior, hallamos la Loba Capitolina, la Saturnalia, la diosa Venus, entre otras tantas que pertenecen a diversos movimientos artísticos y que aluden a distintas épocas. Siguiendo el camino de ingreso, nos topamos con el edificio principal de ladrillo a la vista. Casi como si fuera un castillo inglés con sus cuatro torreones. Allí funciona el Centro de Visitantes, la administración central del Jardín y la biblioteca.
Fue proyectado por el ingeniero polaco Jordan Wysocki, traído a Argentina por el propio Sarmiento. Sin embargo, quien lo construyó fue Pedro Serechetti, siguiendo los planos de Wysocki. Durante algunos años, fue el hogar del mismo Carlos Thays y de su familia. Además, funcionó allí el Departamento Nacional de Agricultura (entre 1882 y 1894) y el Museo Histórico Nacional (entre 1894 y 1896). Los invernaderos también son otros de los atractivos del Jardín Botánico. Entre ellos se encuentra el invernáculo principal que fue adquirido en 1897, con estilo Art Noveau. ¿Una curiosidad? Fue expuesto y premiado en la Exposición Universal de París en 1889. Esa misma famosa exposición que inauguró la Torre Eiffel.
El Jardín Botánico, hoy
En 1996, el Jardín Botánico Carlos Thays fue declarado Monumento Nacional por ser un reservorio natural en medio de la Ciudad de Buenos Aires. Es hogar de una gran variedad de especies vegetales. Cuenta con ejemplares únicos a nivel local y también, nacional. Además, su arquitectura y esculturas completan el cuadro que transforman al Botánico en un museo con todas las letras. Más allá de lo que el público pueda disfrutar a través de sus senderos, el Botánico posee un equipo de trabajo que abarca diversas tareas: capacitación docente, de investigación, gestión ambiental y conservación de la biodiversidad.
Algunos datos útiles
Al igual que los museos, el Jardín Botánico permanece cerrado los días lunes. También cuando haya condiciones climáticas adversas (como lluvias y vientos fuertes) para cuidar la seguridad del visitante. De todos modos, podemos visitarlo en esta época del año, de martes a viernes de 8 a 18 hs y sábados, domingos y feriados, de 9:30 a 18 hs. En ambos casos, el ingreso se permite hasta las 17.30h. En primavera y verano, el horario de cierre se extiende hasta las 19 hs. Y, es necesario recordar que la entrada es libre y gratuita. Con todos estos datos en mano, no perdamos la oportunidad de conocer el Jardín Botánico de Buenos Aires, el sueño de Sarmiento y obra hecha realidad por Carlos Thays.
Autor de la imagen de portada: Bruno Serassio.
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