Mauro Crivellin es un auténtico cabrón. Pero además es un gran “cuoco“. Integrante de BACI (Buenos Aires Cuochi Italiani). Su ristorantino en Belgrano tiene la calidez y anarquía que son un poco su marca personal. En un rincón un sombrero alpino (Mauro es de Novara). Una corneta. Un Dios Baco con un cartel que dice: Vaffanculo! Y escrito sobre la pared por el mismo: Non fate incazzare a lo chef! Ha la arritmia! ¡Y no pida queso rallado con los mariscos! Una carta basada en pastas (cortas y largas). Y su bonita esposa, Marcela, que observa todo desde la caja con la afabilidad de un Rottweiler.
Mauro el actor
En 2017 yo estaba filmando (como actor) una publicidad de Aerolíneas Argentinas en el Aeropuerto de Ezeiza. Fue un rodaje que duró dos días. Una filmación muy grande con muchos actores y extras. En un momento en vestuario escuché a alguien que hablaba castellano con un marcado acento italiano. Y con esa voz ronca/aguardentosa muy características. Me acerqué a conocerlo. Y me encontré con un señor alto de gafas con poco pelo. Pero los pocos pelos largos atados con una colita. Lookeado como un rocker añejo. Nos pusimos a conversar. En resumen (las filmaciones son larguísimas): estuvimos cantando “Tu Vuo Fa’ L’Americano” entre toma y toma y haciendo chistes para pasar el rato.
Mauro Cocinero
Al despedirnos me dio su tarjeta: era chef. Realmente pensé que era un músico o un actor. Así que me fui sorprendido. En la tarjeta obviamente está su rostro con un gorro de cocinero. Por que Mauro tiene un ego enorme como todos los que somos piscianos. Cuando fui a almorzar me di cuenta que era más actor en su propio restaurante que en el set. Saluda a todos. Hace chistes. Te enseña a comer. Se te sienta a la mesa. Y te cuenta historias del viejo continente y del Brasil (donde vivió como 20 años y según él atendió al mismísimo Tommaso “Bruschetta”). Yo había ido a ayudarlo con un contrato de publicidad algo “dudoso” que había firmado por una campaña publicitaria.
Mauro Marcela & hijo
Una bandera italiana gigante en el frente de 11 de septiembre 2465. Un par de mesas afuera. Y en el interior Mauro te recibe con una sonrisa y un “Spritz”. Una mortadella italiana con pistacchio (que el mismo te corta). Y yo personalmente recomiendo sus “Spaghetti allo scoglio“. Mauro está en todo. Tanto que el lugar no funciona sin él (como su nombre lo indica). En un momento tuvo la loca idea de que yo lo reemplace durante tres meses mientras el viajaba con su familia por Italia. Fui un par de noches al restaurante. Pero era un encargo demasiado grande. Yo no sé cocinar. Sólo sentarme y ordenar. Una locura. Le agradecí la confianza, le di la mano y le dije: “sos irremplazable”. Ante la tímida mirada del hijo Alessandro. Que queda algo abrumado por el exceso de personalidad de sus progenitores.
Maestro
Pero sobre todo Mauro es un docente. ¿Los spaghetti se enrollan en modo antihorario? ¿Cómo es el verdadero pesto? Sus métodos son poco ortodoxos. Ha llegado a echar a comensales que querían ponerle queso a unos fideos con mariscos. Con su mujer se hablan en voz alta en italiano. Pero toda esta puesta en escena descansa en su carisma. Y su cocina. Se come increíble (que es lo que en verdad importa). Mauro me hizo probar por primera vez el Vecchio Amaro del Capo. Y sus orígenes culinarios se remontan de generación en generación hasta 1882. Su familia era propietaria del famoso Restaurante “Coccia” de Novara. Mauro me ha llegado a decir que elige a sus comensales. No quieren que vengan los mismos todos los días. El quiere divertirse en su restaurante. Y lo hace. Y si ganas su confianza te juro que hasta es amable.
El elegido de los famosos
Mauro tiene su lugar lleno de fotos con famosos. Locales, italianos y de Brasil. Me tocó atender a Celeste Cid en una de mis dos noches trabajando allí. Mauro ha llevado su histrionismo a la televisión en muchas oportunidades. Casi participamos juntos de un programa italiano: Little Big Italy. Pero mi lugar lo ocupó el querido Roberto Carolei. No sé cual es la fórmula. Si los tomates que usa provenientes de la ladera del Vesubio. O el toque de peperoncino en la salsa. Lo cierto es que vas a comer rico. Muy rico. Mauro: Todo un personaje a conocer.
