¿Qué tienen en común el Banco de Londres (actualmente Banco Hipotecario), la Biblioteca Nacional, el Hospital Naval, la Ciudad Cultural Konex, el Museo del Libro y la Lengua y el Gran Panteón del cementerio de Chacarita? Que todos fueron ideados y creados por Clorindo Testa, el gran arquitecto italiano. Su arquitectura y su particular estilo les dan un toque distintivo a las calles de nuestra ciudad. A lo largo de su carrera, Clorindo Testa dejó su impronta en múltiples sitios de Buenos Aires. En esta nota, les contamos sobre su vida y recorremos algunas de sus obras más importantes. Acompañanos en este recorrido.
Un tal Clorindo Testa
Clorindo Testa, cuyo nombre original era Clorindo Manuel José Testa, nació en la provincia de Benevento (Campania, Italia) un 10 de diciembre de 1923. Si bien su familia ya vivía en Argentina, su padre quería que Clorindo naciera en su tierra natal. Por eso, un par de meses después de su nacimiento, la familia regresó a Buenos Aires. Desde ese entonces, Clorindo vivió en nuestro país con breves estadías en el exterior para profundizar sus estudios. En un primer momento, el joven Clorindo inició la carrera de Ingeniería Naval en la Universidad Nacional de la Plata. Pero, luego comenzó a estudiar Arquitectura en la Universidad de Buenos Aires. Se graduó en 1948, formando parte de la primera camada de egresados de la nueva Facultad de Arquitectura y Urbanismo.
Un año más tarde, ganó una beca de la UBA para estudiar en Europa, particularmente en Italia. Dicho viaje también le permitió visitar Francia y España y así conocer, de primera mano, ambas culturas. Durante su estadía en Roma, conoció a Frans Van Riel, quien vio sus pinturas y lo invitó a exponer en su galería de Buenos Aires. De esta forma, en 1952 y 1953, la obra pictórica de Clorindo Testa vio la luz en la galería de Van Riel. Desde ese momento, tanto la pintura como la arquitectura convivieron en la carrera del artista italiano y, en algunos momentos, entraron en diálogo. Mientras sus obras plásticas presentan ciertas características propias de los diseños arquitectónicos; en su arquitectura se observan aspectos ejemplares de la pintura.
El desarrollo de la pintura
A lo largo de toda su carrera profesional, Clorindo trabajó con distintos arquitectos y participó de múltiples concursos y en muchos de ellos ganó los primeros premios. Luego de su regreso de Italia, comenzó a trabajar en la dirección de Urbanismo de la Municipalidad de Buenos Aires. No sólo planificó edificios para la Ciudad de Buenos Aires, sino que también dejó su huella en Mar del Plata y en La Pampa, entre otras provincias de nuestro país. Tal vez cuando mencionamos a Clorindo Testa, lo primero que se nos viene a la mente son sus diseños arquitectónicos. Pero su obra plástica no se quedó atrás y es una parte fundamental para comprender íntegramente la expresión artística del genio italiano.
En paralelo con su crecimiento profesional también creció y se desarrolló su esencia pictórica. Con el correr de los años, Clorindo fue agregando a sus pinturas diversos materiales. En la década del ‘60, sus pinturas ya incluían cartones, telas, chapadur (hardboard) y papeles pintados con soplete. En 1968, exploró la dinámica de la instalación en el Museo Nacional de Bellas Artes con Apuntalamiento para un Museo de Bellas Artes, que reversionó en 1994. Esta fue la primera instalación pero no, la última. Vendrían tantas otras exposiciones y muestras que tendríamos que hacer un par de notas aparte para incluirlas a todas.
¿Qué es el Brutalismo?
Gracias a la versatilidad de su obra, se vuelve difícil encasillar a Clorindo Testa en un único movimiento artístico. Pero muchas de sus creaciones tienen influencias brutalistas. ¿De qué hablamos cuando hablamos de Brutalismo? Es un estilo arquitectónico que tuvo su auge entre 1950 y 1970. En sus inicios, dicho movimiento estaba basado en los trabajos de Le Corbusier, un arquitecto suizo. Aun cuando parezca que “brutalismo” provenga de la familia de palabras de “brutal”, no es así. El término es una especie de traducción de la palabra francesa béton brut (hormigón crudo) usada por el mismo Le Corbusier para explicar la selección de los materiales.
En pocas palabras, este estilo deja en evidencia las estructuras y materiales utilizados, usa el hormigón de forma expresiva e integra los espacios. Sin ir más lejos, tales características pueden ser observadas a simple vista tanto en la Biblioteca Nacional como en el Banco de Londres (hoy Banco Hipotecario). Si bien, algunos críticos no concuerden con que dichos edificios pertenezcan completamente a tal corriente artística, no podemos negar que reciben sus influencias. Y Clorindo Testa les agrega su propia impronta.
Clorindo Testa vuelve a sus orígenes
Ubicado próximo al Parque Centenario del barrio porteño de Caballito, el Hospital Naval se nos aparece como un gran barco de guerra anclado en medio de la ciudad. Mediante este proyecto, Clorindo Testa ideó un edificio que aunara sus dos pasiones: los barcos y la arquitectura. Si recordamos el inicio de esta nota, el arquitecto italiano comenzó estudiando Ingeniería Naval. Además, en su niñez, era notable la fascinación que tenía Clorindo por los barcos y dicha pasión se reflejaba en sus dibujos y maquetas.
El Hospital Naval
Y la oportunidad llegó, finalmente, en el año 1970. Junto a los arquitectos Hector Lacarra y Juan Genoud, se proyectó la edificación que tiene aspectos naúticos, hasta en el más mínimo detalle. Podemos mencionar el color exterior del edificio (celeste y blanco) o las ventanas de ojo de buey que iluminan todo el Hospital. Asimismo, si miramos al gran tanque de agua, veremos la torre de control de un buque de guerra. Gracias a la plasticidad de su visión, Clorindo construyó un edificio que es moderno y, al mismo tiempo, no desentona con las edificaciones que lo rodean. En la actualidad, casi podríamos decir que nos acostumbramos a encontrar un barco de guerra en medio del asfalto porteño.
El último gran proyecto de Clorindo Testa
El Museo del Libro y de la Lengua se encuentra en la misma manzana que la Biblioteca Nacional. Y al igual que ella, su edificio fue planificado por Clorindo Testa. En las planos originales ya estaba la idea de demoler todos los edificios que lindaban con la Biblioteca y realizar la edificación. Pero, como sabemos, ésto no sucedió en los tiempos pensados. Por lo tanto, recién en 2006 se anunció la construcción del Museo. Dos años más tarde, Testa y Bullrich hicieron conocido el proyecto al público.
Pero no fue hasta el 2010 cuando la entonces presidente Cristina Fernández de Kirchner firmó el convenio para su edificación. Finalmente, a fines de septiembre de 2011 (casi dos años antes del fallecimiento de Clorindo), el Museo del Libro y la Lengua abrió sus puertas. Podemos reconocer en él varios aspectos de los que ya vimos en obras anteriores del arquitecto italiano. Pero otras características son innovadoras, propias de su último estilo. Por ejemplo, ya el color de su fachada muestra una gran diferencia con su edificio hermano creado en la década del ‘60.
Clorindo Testa, el hombre de los mil estilos
Si pudiéramos comparar todas sus obras (tanto las pictóricas como las arquitectónicas), veríamos que es imposible definir un estilo único para Clorindo Testa. Cada una de ellas tiene una particularidad que la vuelve única. Desde su concepción, en la mente del artista, la obra fue pensada en su individualidad. Asimismo, Clorindo defendía que el arte, al igual que el hombre, cambia. Y por lo tanto, permite que el artista revise una y otra vez, en distintas épocas, su propia obra. No es de extrañar que el propio Clorindo haya hecho revisiones y arreglos a sus diseños. De hecho, luego de haber erigido muchos de sus edificios, les siguió agregando detalles propios de la época. De esta forma, sus creaciones parecen siempre modernas e innovadoras. Pero lejos de intentar encasillar la obra de Clorindo Testa, disfrutemos las huellas únicas que nos dejó en nuestra ciudad.
