Mauricio Rapallo emigró desde Valentín Alsina, Lanús, Buenos Aires hacia Santo Spirito, Bari, Italia. En esta nota, nos cuenta su historia y su vínculo con Italia, a raíz de sus abuelos. ¡Esperemos que la disfruten!
Contanos, Mauricio, cuál es tu vínculo con Italia
“Soy ítalo-argentino, mis nonnos son italianos, de Santo Spirito, Bari, un cuartiere muy chico del sur de Italia. Ellos nacieron acá, mi nonna en Palombaio, un pueblo cerca, y mi nonno en Santo Spirito. En el período de la guerra, debieron emigrar, se fueron a la Argentina. Desembarcaron en La Boca y fueron a vivir a Lanús, a Valentín Alsina, en el año 1959. Luego volvieron a Italia, les habían comentado que la situación estaba mejor, pero en 1965 regresaron a la Argentina, ya que no era tan buena la situación en Italia… Vinieron con mi tía de 6 años, y mi nonna estaba embarazada de mi mamá, por lo que mi tía es italiana y mi mamá, argentina.
Pasado un tiempo, recién en 1990, después de varios años, mis nonnos pudieron volver de vacaciones y visitar a toda su familia que quedó en Italia”.
¿Qué fue lo que les llevó a tomar la decisión de irse a vivir a Italia?
“Nosotros, en el año 2000 (junto con mis papás), abrimos una heladería/pastelería artesanal en Valentín Alsina, llamada ‘LUAN’ (‘LU-‘ de Lucía, mi tía, y ‘-AN’ de Ángela, mi mamá). La sociedad con mi tía no siguió adelante y siguieron mis papás. Después de la crisis del 2001, pudieron salir adelante y estuvieron muchos años con el negocio, ofreciendo cosas de calidad. Luego de 10 años de laburo intenso, con mis viejos optamos por tomarnos algo de reposo y decidimos conocer Italia… Afortunadamente, lo llevamos a cabo, mi mamá sintió una emoción muy grande al ver a sus tías, yo a mis tías abuelas; tantas llamadas por teléfono, y finalmente se concretaba“.
“El pueblo es chico, de 15.000 habitantes, con un lindo puerto; vinimos en verano y nos enamoramos mal de este pueblo y después volvíamos cada 1 año y medio, 2 años, en el invierno de Argentina, cuando descansábamos de la heladería. En 2018, en nuestro último viaje de visita, decidimos venir definitivamente, en la Argentina ya era muy difícil la situación, más que nada el tema de la inseguridad. No era una decisión fácil, mis nonnos eran grandes, de salud mental estaban perfectos, pero con algo de dificultad motriz, pero estábamos los 5 de acuerdo, y en 2 años organizamos todo y nos vinimos para acá“.
¿A qué se dedicaron al llegar a Santo Spirito?
“Al llegar acá, teníamos la idea de poner algo relacionado a la gastronomía, y mientras pensábamos todo eso, nos agarró la pandemia. Eso nos paró un poco, y estuvimos un año parados, un poco pensando si la decisión de emigrar había estado bien... Pero gracias a Dios, salimos adelante, pudimos abrir esta heladeria, “Rapalisi” (‘Rapallo’, es el apellido de mi papá, originario de Génova, y ‘Lisi’, el de mamá, del sur), unimos en este negocio al norte y al sur, je. Estamos hace 2 años y medio, es un local chico, nos encargamos mi viejo, mi vieja, dos empleadas y yo”.
“Mi mamá ahora está más con mi nonna, quien está en la cama ya sin movilidad… Mi nonno falleció hace un año. Pero bueno, cosas que pasan…”.
¿Por qué recomendarías Santo Spirito para vivir? ¿Extrañás algo de la Argentina?
“Extraño a los amigos principalmente, que era la principal causa por la que no me quería venir. Pero entendía que van a estar siempre, esté donde esté. Extraño la carne, el asado, pero no tanto por la carne en sí, si no por la cultura de juntarse y compartir.
Sin embargo, se vive muy bien acá, el clima del sur es hermoso, es un clima cálido, este año esta siendo más frío que de costumbre, pero es todo hermoso. Nos gusta mucho, estamos cerca de Bari centro, a 7 minutos en tren o a 10 minutos en auto, a 4 horas de Roma en auto, o en avión en 40 minutos. La verdad que nos recibieron con mucha calidez, ya recibimos muchos premios por nuestros productos. ¡Nos eligieron como los mejores chocolates de la Puglia! Hacemos el chocolate con un cacao de Bariloche, el helado de yerba mate, el de Maracuyá y muchos frutales, el mantecol, el de banana split… ¡La gente enloquece de verdad! También vendemos productos argentinos (mates, yerba, galletitas, etc.) y los clientes compran productos argentinos, a veces veo gente tomando mate por la calle: eso genera una alegría enorme, ver la cultura argentina por acá…”.
Personalmente, agradezco a Mauricio por tomarse el tiempo en contarme su historia, en darnos un pedacito de sus nonnos para que viajemos, por un rato, en esta aventura de aquellos que emigraron, como tantos otros, de su Italia hacia la Argentina, y luego emigraron nuevamente hacia su amado país natal.
¡Espero que hayan disfrutado de la nota!
