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Daniel Arcucci: “El periodismo es contar historias”

Daniel Arcucci - Daniel Arcucci Espn.

Daniel Arcucci, uno de los periodistas deportivos más respetados del país, habla sobre su trayectoria, sus raíces italianas y su amor por el oficio que eligió para contar historias.

De Puán a Buenos Aires

Daniel Arcucci es actualmente uno de los periodistas que protagoniza encendidos debates en la pantalla de ESPN. Allí, de lunes a viernes, habla sobre una de las grandes pasiones de nuestro país: el fútbol. Además, fue el biógrafo de Diego Armando Maradona. Lo siguió a todas partes, lo entrevistó en más de una oportunidad y nos acercó no solo a la leyenda, sino también a la persona detrás del ícono.
Pero Daniel Arcucci es mucho más que eso. Fue una destacada pluma en la legendaria revista “El Gráfico“, transformó la redacción del área de deportes de La Nación y dio cátedra en la maestría en periodismo del mismo diario. Todo lo hizo sin alejarse nunca de su verdadera pasión, esa que nació allá en Puán: contar historias.
En esta entrevista, Daniel habla sobre sus inicios en la profesión, su paso por “El Gráfico”, su visión sobre las nuevas formas de comunicar y cómo la tecnología ha revolucionado todo. También, como no podía ser de otra manera, habla sobre su vínculo con Italia y de su nonna María.

Arranquemos por el principio, ¿por qué elegiste el periodismo deportivo?

“Yo siempre digo que mi vocación por el periodismo surgió por el simple hecho de que yo quería contar historias. A pesar de que soy de un pueblo llamado Puán, que está a unos 600 kilómetros de Buenos Aires, mi padre y yo solíamos viajar para ver a Racing, el equipo del cual es hincha toda mi familia. Con el tiempo, empecé a disfrutar tanto de la experiencia de ir a los partidos que quise contar esas historias yo mismo. Me di cuenta de esto cuando tenía 16/17 años mientras veía un partido en los palcos de la vieja cancha de Boca Juniors. Me dije a mí mismo: “Quiero contar esta historia”.
Quiero hacer dos aclaraciones. En primer lugar, no soy periodista deportivo por ser un deportista frustrado. De hecho, disfruto más el periodismo deportivo que el deporte en sí. En segundo lugar, sé que hay muchas razones valiosas y altruistas para convertirse en periodista, como desafiar el poder y cambiar el mundo. Sin embargo, para mí, lo que más me gusta del periodismo es contar historias”.

Comenzaste muy joven en “El Gráfico”, ¿qué recordás de aquellos días?

“Antes de entrar a “El Gráfico”, tuve una corta historia de cierto privilegio. El primer año que vine a estudiar al Círculo de Periodismo Deportivo en Buenos Aires, yo contaba con la fortuna de no necesitar trabajar gracias al apoyo de mis padres.
Pero en segundo año, un profesor, Estanislao Villanueva, un día nos dijo: “El periodista deportivo, cuando tiene una posibilidad de trabajo, tiene que aceptarla”, porque en ese momento había muchas menos posibilidades que hoy en día. Esa frase me quedó sobrevolando en la cabeza. Unos días después, vino el director de la carrera y nos dijo que el diario “Tiempo Argentino” estaba buscando cronistas para cubrir todas las categorías del rugby. Sin dudarlo, levanté la mano, más allá de que yo lo único que sabía de ese deporte era que se jugaba con una pelota ovalada y que el capitán de la selección era Hugo Porta“.

Daniel Arcucci - Arcucci En El Grafico.
Daniel Arcucci ingresó a “El Gráfico” en diciembre de 1983. Autor: @DaniArcucci

“Esa semana aproveché para ponerme a estudiar sobre el tema, me presenté, quedé y empecé a cubrir torneos chicos. Poco a poco, me fui integrando en la redacción y el equipo solía armar partidos de fútbol“.

El salto a “El Gráfico”

“Un día me preguntaron si yo jugaba, dije que sí y pasé a hacerme conocido en el diario porque hacía muchos goles. Entonces, un día, un periodista de nombre Alejandro Monclá, que estaba en el diario y al que le gustaba mucho el rugby, pero cubría fútbol, me preguntó si podíamos cambiar y yo le dije: “Yo no puedo cambiar, entré hace poco a laburar acá”. Fuimos a ver al encargado de deportes del diario y Monclá le planteó la situación. El encargado dijo que sí, pero que teníamos que mantener al deporte que hacíamos en ese momento como segunda opción. Así fue como empecé a cubrir fútbol.
El suplemento era muy bueno y, en menos de un año, apareció la gente de ‘El Gráfico’, que estaba en caída, y se llevó al editor Aldo Proietto, a un redactor de nombre Jorge Barraza y a mí. Entré en diciembre de 1983, no tenía ni un año de periodista porque todavía estaba estudiando, y yo ya estaba en “El Gráfico”. Fue como cuando Bielsa hizo debutar a Mascherano en la selección cuando todavía no había jugado en la primera de River Plate. Para mí fue una escuela. Ahí aprendí a escribir junto a grandes maestros. Yo, es el día de hoy que si tengo que armar algo, lo armo como lo hacía 40 años atrás en ‘El Gráfico’. Fue estar en el lugar indicado, en el momento justo”.

Hoy la manera de hacer periodismo cambió mucho. ¿Extrañás el periodismo “a la vieja usanza” o sos más permeable a los cambios?

“No soy ni melancólico ni nostálgico, no soy de los que dicen que todo tiempo pasado fue mejor. Yo sigo haciendo lo mío con las nuevas herramientas disponibles. Lo que cambia son las plataformas, lo que no cambia, para mí, es el origen de mi vocación que es contar historias. Yo uso las redes para contar historias. Si me preguntas si extraño, sí, pero no por despecho o para decir “esto de ahora es un desastre”. No, extraño porque había como una especie de mística muy especial. En los últimos tiempos, se han corrido ciertos límites. Hoy ya no se califica, se descalifica. Hoy dicen que un tipo es un muerto, que no puede jugar y no me siento cómodo con eso”.

¿Estudiarías otra cosa hoy si tuvieras que volver a empezar?

“Creo que eligiría sociología y si quiero hacer periodismo, haría un curso de periodismo, un curso de escritura, un curso de idioma, un curso de tecnología para el uso de la tecnología. Pero, ¿por qué sociología? Porque lo que más me gusta es justamente eso, sea en el fútbol, en el deporte o la sociedad, analizar los efectos sociológicos, así que de algún modo estudiaría eso. Ahora, a mí me encanta lo que pasa. Sí sé que necesito mayor formación, me encantaría poder tomarme un tiempo para estudiar inglés y las nuevas tecnologías. Eso lo haría en este momento, en 2023, con 40 años de periodismo. Me aggiornaría para arrancar de nuevo”.

¿Pensaste en algún momento en escribir un libro con esas historias que recogiste a lo largo de los años?

“Sí, pero estoy luchando contra la autoreferencialidad. Para hacerlo necesito encontrar el punto justo en el que lo autoreferencial sea productivo, es decir, que lo que cuente tenga el valor de una historia. No quiero hacerlo por el simple hecho de decir “yo estuve ahí”.
Hoy en día está de moda el storytelling y eso es algo que me gustaría hacer, porque se trata justamente de contar una historia. Me pasa mucho con Maradona por ejemplo, ¿cuál es el riesgo que corro? Que la gente diga “uh, otra vez este tipo contando esto de Maradona”. Son comentarios que hoy con las redes sociales los tenés a flor de piel y eso me limita un montón, me inhíbe”.

La camiseta de Maradona

“Tengo una anécdota que suelo titular “Una camiseta de Diego” y que se basa en una remera que tengo justamente acá en mi estudio. Se trata de una camiseta de Diego que usó cuando le hizo un gol a Grecia en el Mundial de 1994 y que sirve de ejemplo para esto que te estoy contando y es donde hay una autorererencia productiva, ¿por qué? Porque la anécdota habla más de Diego que de mí.
Había arrancado la Copa del Mundo y Maradona estaba de regreso en la selección. Ya había pasado el partido contra Nigeria y me animé a hacer algo que nunca había hecho antes, le pedí a Juan Marcos Franchi, por aquel entonces representante de Diego, una camiseta. Franchi me dijo “¿querés la que usó contra Nigeria? La tengo acá en el bolso”, y le dije que no, que prefería la de Grecia. Marcos entonces me dijo “bueno, cuando llegamos a Dallas hablo con Diego y antes del partido contra Bulgaria te la va a dar”. Pero, cuando llegamos a Dallas, unas pocas personas nos enteramos que el control antidoping que le habían hecho a Maradona había dado positivo. Cuando llegó el partido contra Bulgaria, vi el encuentro junto a él, pero solo vimos el primer tiempo, después se puso a llorar y me pidió que lo dejara solo”.

“¿La querés todavía?”

“Un rato después, Diego me llamó y cuando entré a la habitación, me dijo “Dani, ¿vos me habías pedido una camiseta, no?”. Yo le dije “Si Diego pero tranquilo, no pasa nada”. “No, no, la tengo acá”, y este es el momento clave de la historia donde digo que habla más de él que de mí, porque me dijo “¿la querés todavía?”. Esa frase encerraba un montón de cosas, él se sentía avergonzado. Él creía que yo podía sentirme decepcionado y que estaba representando a millones de argentinos que podían sentirse así. La respuesta por supuesto fue que sí, que la quería más que nunca, y hoy esa camiseta está acá.
El valor en esa historia está en que me dio una camiseta cuando le habían cortado las piernas y me preguntó si todavía la quería. Esa para mí es la clave de la autoreferencialidad productiva”.

Daniel Arcucci - Maradona Y Arcucci En La Ferrari.
Daniel Arcucci siguió a Maradona a lo largo de su vida hasta convertirse en su biógrafo. Autor: @DaniArcucci

Tenés un vínculo fuerte también con el maratonismo, ¿cómo fue que te empezaste a vincular con este deporte y qué encontraste ahí?

“Alguna vez en una charla sobre maratón dije que correr me salvó la vida. Yo siempre corrí. Cuando era chico me gustaba correr y jugar al futbol. Cuando fui más grande corría para entrenar y cuando llegué a Buenos Aires también. Hasta que llegó un momento en el que no estaba bien anímicamente; estaba por cumplir 50 años, me había separado, había subido de peso. Un día estaba en mi casa, en el bajo de San Isidro, y escuché voces en la calle, salí a la ventana y vi a un grupo de corredores aficionados. Eso fue como un shock anímico, me senté y dije “qué hago acá, tengo que salir de esto corriendo” y literalmente salí corriendo. Empecé en mi barrio, me fui hasta Vicente López, volví y me fui a Tigre y cuando estaba llegando me acalambré y justo en el camino me crucé a Luis Migueles, un gran atleta argentino que aún hoy mantiene el récord de 800 metros. Nos pusimos a charlas y me preguntó si estaba corriendo, le dije que si y me dijo “¿cuántos kilómetros hiciste?”. En ese momento fui a fijarme al auto y había corrido 27 kilómetros. O sea, de la nada pasé a correr casi 30 kilómetros, “¿estás loco?”, me dijo Luis, y ahí nomás me invitó a sumarme a su grupo. Así empecé a correr de manera más sistematizada y ahí fue que me cambió la vida”.

Tu apellido es indudablemente de origen italiano, ¿de dónde vienen tus raíces?

“Mis raíces vienen del sur de Italia, de Napoles y de Anacapri. Mi abuela era de Napoles y mi abuelo de Anacapri. Cuando vine a Buenos Aires a estudiar periodismo deportivo el calcio estaba de moda y justo en esos años Diego se sumó al Napoli. De alguna manera, eso influyó para que, en vez de ir a estudiar inglés, eligiera estudiar italiano en la Dante Alighieri. Y me pasó una cosa muy curiosa. Cuando fui a dar el examen de ingreso para ver en qué nivel me ponían, me dijeron “pero vos ya hablás italiano” y me pusieron directamente en primer año, me saltée el nivel inicial.
Obviamente eso vino de mi familia. Mi abuela María hablaba italiano, con nosotros lo hacía en cocoliche, pero de escucharla, de leer, de ver la Giostra del Gol, fui incorporando el idioma de manera natural”.

¿Cómo era tu vínculo con tu nonna María?

“Hay una historia muy interesante sobre eso que incluso publiqué en mis redes y que titulé “Malena María”. Fue en el año 1989, en esa época yo viajaba seguido a mi pueblo y uno de esos viajes fue antes de Semana Santa. Fui con mi ex-esposa que en ese momento estaba embarazada y cuando nos estábamos por volver, le dije “voy un rato a visitar a mi abuela María, ahora vengo”. Cuando llegué, nos pusimos a charlar, ella tenía 80 años en ese momento, y de repente me empezó a contar su historia y cosas que ni mi papá ni mis tíos conocían. Por ejemplo, me contó que era hija natural, es decir que la había criado otra familia, o que tenía 17 años cuando llegó a Argentina junto a mi abuelo, que en ese entonces ya tenía 32 años. Me dijo que había llorado mucho en ese momento porque de Buenos Aires se fue a Puán y en esa época, año 1921, no había nada allá”.

“Malena María”

“Así estuvimos casi toda la tarde hablando hasta que a la madrugada me volví a Buenos Aires y cuando llegué llamé a mi mamá para avisarle y me dijo que habían tenido que internar a María. Le pregunté que había pasado y me dijo que se había desmayado y había perdido la memoria. A partir de ahí, cada vez que hablaba para ver cómo estaba, mi mamá me decía que la nonna se despertaba y lo único que hacía era preguntar “¿nació la hija de Dani?”. Cuando supe eso, hablé con mi mujer y, si bien ya teníamos decidido que nuestra hija se iba a llamar Malena, le pusimos María como segundo nombre.
Unos días después, cuando llamé de nuevo a Puán, le dije a mi mamá “díganle a la abuela que cuando nazca Malena, le vamos a poner María también”. Pasó un tiempo y el 6 de mayo nació Malena María, el 7 de mayo mi abuela se despertó, volvió a preguntar si había nacido mi hija , le dijeron que sí y al día siguiente falleció. Una historia increíble, y yo siento que hay como una especie de legado en ella, y ese legado continuó porque yo muchas veces me propuse volver a Italia, de hecho tengo la nacionalidad. Cada tanto vuelve esa idea a mi cabeza pero nunca lo hice por trabajo pero la que sí se fue a Europa fue Malena María, con su nacionalidad italiana por supuesto. De alguna manera, siento que cerró un círculo marcado por la italianidad.

Cubriste el Mundial de Italia 1990, estuviste también siguiendo a Diego allá, ¿qué recuerdos tenés de tus visitas al país y de los italianos?

“Por suerte viajé muchas veces, siempre por trabajo. Y eso es algo muy interesante y gratificante porque te permite andar por los lugares indagando cosas. Siempre digo que cuando voy a un lugar me gusta visitar su catedral, sus estadios, ver sus arroyos, mares y ríos y correr sus calles. Cuando fui a Italia, sentí que no había salido de Argentina, me sentí verdaderamente en casa. Además, hay una cuestión de los italianos, que habla muchísimo de la generosidad y la expresividad que tienen. Si vos decís dos palabras en su lengua, se ponen contentos, se emocionan. Por ahí hablás como el traste, pero ellos agradecen el esfuerzo”.

Daniel Arcucci - Daniel Arcucci En Qatar.
Daniel Arcucci cubrió todos los mundiales entre 1986 y 2022. Autor: @DaniArcucci

“Cuando cubrí mi primer mundial, en 1986, conocí a varios periodistas italianos y me hicieron sentir como uno mas. Años después viajé a Anacapri y me resultó un lugar paradisíaco. De hecho le dije a mi nonna “abuela, ¿cómo se fue de acá? Es el paraíso este lugar” y ella me dijo que en esa época no era el paraíso pero ver como había florecido fue maravilloso.
Si pudiera, me encantaría ir seguido a Italia. Sueño con ir a ver la definición del Scudetto y ver si lo gana el Napoli, porque tuve el orgullo de estar en el último Scudetto que ganaron, con Diego, en 1990″.

Yendo a lo futbolístico, ¿cómo ves hoy a la Azzurra?

“Con el riesgo de ser temerario o injusto o hasta un poco soberbio, yo digo que es muy fácil descubrir porqué a la Nazionale le pasa lo que le pasa. La forma de entenderlo es ver las formaciones de los grandes equipos italianos. Te encontrás con nombres de cualquier lugar del mundo y ningún italiano, o a lo sumo dos. ¿Cómo querés tener una selección competitiva si no le das espacio a tus jugadores? Me parece una locura y eso explica un poco el deterioro de la individualidad del futbolista italiano”.

Campeon Mundial Alemania.
Italia se coronó campeona del mundo en 2006 y clasificó por última vez al Mundial en 2010.

“Por otro lado, mi segunda selección es Italia, mi sangre es italiana y yo me siento italiano. Me acuerdo que, cuando se estaba jugando el mundial de Italia yo estaba con la selección argentina todo el tiempo porque mi vínculo con Maradona ya era muy profundo, pero me escapaba a ver a Italia cada vez que podía. Así entrevisté a Baggio, a Baresi, a Vialli, y yo me sentía italiano”.

Italia campeón

“En esa época, en “El Gráfico”, se usaba mucho el famoso “para mí gana tal”. Y a mi me pusieron como que yo dije que el Mundial lo ganaba Alemania, y eso salió en “El Gráfico”. Cuando lo vi me enojé muchísimo y dije “¿cómo me van a poner eso si yo dije que iba a ganar Italia?”. Me enojó mucho, aunque puedo jactarme de que yo dije que iba a salir campeón Alemania, algo que finalmente sucedió, pero lo que yo dije fue que si no salía campeón Argentina quería que saliera campeón Italia.
Por eso, tantos años después, fue muy gratificante ver la tapa del Correre dello Sport antes del Mundial de Qatar, con el título “Siamo Argentini”. Habían hecho una encuesta a los lectores sobre quién querían que fuera campeón del mundo y la mayoría de los encuestados dijeron Argentina”.

Daniel Arcucci: “El periodismo es contar historias” ultima modifica: 2023-04-28T07:06:00-03:00 da Francisco Daniel Zazzu

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Juliana Monacchi

¡Qué buena nota! Un grande Arcucci, mesurado, racional y analítico para hablar de fútbol.

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