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Cinecittà: tras los pasos de Fellini

Cinecitta- Cinecitta Portada

Tuve la suerte de estar en Roma una semana. Fue en octubre de 1999. Todavía había liras en Italia. Otro mundo. Era muy consciente de que quería ir antes del 2000. Como si todo lo que viniese después fuese distinto. Y no para bien. Creo no haberme equivocado. El mundo podría haberse frenado en ese año precisamente. Pero al llegar a Roma, mi primer objetivo no era ni el Coliseo ni la Fontana Di Trevi. Como fanático de Fellini (y del cine italiano en general), quería conocer Cinecittà.

Cinecittà: la odisea

Paraba en un pequeño albergue de la Vía Volturno. Cerca de Términi. La dueña era una afable señora de Potenza. El clima no era el ideal, estaba un poco fresco y lluvioso. Yo tenía 22 años. Desayuné y me tomé el Metro en dirección a Agnanina. Y salí directamente en la estación Cineccità. Para mi era un sueño. Ver ese famoso cartel que tantas veces había visto en documentales. Y en las películas de Fellini (sobre todo Intervista). Con la caradurez que me caracterizan entre. De inmediato, salió al paso un hombre grande. De no tan buenos modales. Me preguntó a qué venía. Le dije que era un estudiante de cine argentino y quería conocer el Estudio 5, en donde filmaba Fellini. Me miró con cara de pocos amigos. Pero alguien vino a mi rescate.

Con Roberto Mannoni en Cinecittà
Con Roberto Mannoni en Cinecittá.

Cinecittà mágica

Una señorita que escuchaba me preguntó: “¿Querés ver solo lo de Fellini?”. “¡Claro!”, le respondí. Anotó en un papelito y me lo dio. “Este es el teléfono de Roberto Mannoni. Llamalo, es el que se encarga de todo lo de Fellini”. Agradecido salí y, desde la misma puerta de los estudios, llamé. Desde un teléfono público. Me atendió el contestador y dejé un mensaje. Recorrí Roma: Trastévere (comiendo Saltimbocca alla romana), Vaticano, Coliseo, Foro, etc. Fui hasta la Vía Margutta en la que Fellini vivía con Masina. Pero obsesivamente llamaba desde los teléfonos públicos para ir a Cineccità. E invariablemente me daba el contestador. Pero, en mi último día en Roma, alguien atendió.

Roberto Mannoni, un ángel

Quien levantó el teléfono era el secretario de Mannoni. Me dijo que lo fuese a ver ese mismo día. El tiempo corría en contra por que esa tarde me tomaba un tren a Bologna. Llegué nervioso a Cineccità. Volvió a franquearme la entrada el hombre mayor. Pero esta vuelta tuve revancha. “Vengo a ver a Roberto Mannoni”, dije. “¿Tiene una entrevista?”, preguntó porfiado. Chequeó por teléfono. Y me hizo pasar. Yo observaba todo. Los estudios son como gigantes hangares. Como un ignorante pensé que Mannoni era un burócrata, un encargado. Llegué a su oficina, gentilmente me esperó su secretario y apareció Roberto Mannoni. Un hombre con una rubicunda barba blanca. Que parecía un remero de Astérix.

Roberto Mannoni & el Maestro Fellini
Roberto Mannoni & el Maestro Fellini. Autor: Facebook Roberto Mannoni.

Mi encuentro con Fellini

Resultó ser el Jefe de Producción por más de 20 años de Fellini. Hablamos horas, me regaló pósters, replicas de dibujos originales de Fellini. Y en un momento le pidió unas llaves a su secretario. Caminamos por largos pasillos (en uno había una estatua de Totó). Encendió unas luces y ahí estaba: el museo de Fellini. Lo abrió para mí. Una locura. El Cristo de La Dolce Vita, las claquetas de sus películas. La máquina de escribir con las que hacía sus guiones. Sus lentes, su sombrero. En un costado habían unas butacas de cine. Me invitó a sentarme y me dijo: “Son las de Amarcord“. Salí flotando de Cinecittà. Mi objetivo, mi sueño estaba cumplido.

Cinecittà: tras los pasos de Fellini ultima modifica: 2023-02-28T08:41:22-03:00 da Tano Murri

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