Era una tarde de miércoles de febrero —nublado y húmedo, para los porteños— de hace diez años, cuando comenzaba a circular la noticia del fallecimiento de Luis Alberto Spinetta. Hoy conmemoramos a unos de los referentes e innovadores más importantes de la música popular argentina. Desde ItBuenosAires proponemos hacer un breve recorrido por algunos capítulos de su obra.
La irrupción: la breve vida de Almendra
La historia de las invenciones de Spinetta, en el patrimonio popular argentino y latinoamericano, es la historia de la música que produjo. Y el camino comienza a fines de los años sesenta cuando, entre las bandas de la efervescente escena porteña, aparece Almendra. Bajo la hegemonía artística de Spinetta, encontramos a Emilio Del Guercio, Edelmiro Molinari y Rodolfo García.
Originalmente formada en 1967, la separación de la banda coincide temporalmente con la salida de sus dos discos y con un primer pico de popularidad. Tensionada por las pulsiones estéticas no necesariamente convergentes de sus integrantes, se disuelve en 1970. Y, de hecho, de ese caldo de cultivo nacerán, en los pocos años sucesivos, tres hitos del rock nacional del período. Spinetta formará Pescado Rabioso. Molinari, Color Humano. Del Guercio y García iniciarán la historia de Aquelarre.
De la canción a la aplanadora: Spinetta y Pescado Rabioso
La formación de Pescado Rabioso (1971-1973) sería, en ese sentido, una operación de desmonte de la identificación entre Spinetta y el formato-canción de Almendra. Los miembros y los discos de Pescado pertenecen, sin dudas, al mundo del rock. Y, más allá de algunos cambios en la formación, la banda suena como un power trio más un pianista. Sin embargo, nuevamente, la pulsión innovadora de Luis Alberto empuja en direcciones que tuercen la estructura de la banda. Se quedará solo, las manos llenas de canciones que rompían el esquema zeppelineano de Pescado. Influenciadas fuertemente por la poesía de Antonin Artaud, poco tiempo después aparecerá el disco homónimo, armado sobre una nueva explosión lírica, virtuosismo compositivo y guitarras acústicas.
La vuelta de Spinetta al aire porteño: Invisible
El nuevo salto estilístico del músico se tradujo casi inmediatamente en la construcción de un nuevo proyecto. Convocando a aquella que poco tiempo antes hubiera sido la base rítmica del mítico Pappo’s blues Vol. III. Con Machi Rufino en el bajo y Pomo Lorenzo en batería, Invisible nace en 1974. En la sucesión de los tres discos grabados por la formación, se siente el crescendo de las nuevas fuentes que invoca Spinetta. Entre el primer y el último disco —Invisible y El jardín de los presentes, respectivamente— asoman, en la composición, influencias del jazz y del tango. Síntomas de estas mixturas serían las colaboraciones, en el último período de la banda, con el bandoneonista Rodolfo Mederos y con la incorporación del guitarrista Tomás Gubitsch, quien poco después pasaría al Octeto Electrónico de Astor Piazzolla.
Luis Alberto Spinetta, un legado inagotable
La extensión y diversidad interna de la obra spinetteana —que la vuelven paradigmáticamente inclasificable— nos obliga a hacer una pausa en el repaso. Hemos elegido dedicar este espacio a los tres importantes proyectos musicales que Luis Alberto Spinetta desarrolló en los años setenta. Es justamente la diversidad entre cada uno de ellos que permite ilustrar la calidad y la amplitud artística del músico. Podríamos seguir reconstruyendo este camino con un comentario sobre Spinetta Jade o los Socios del Desierto o recorriendo discos emblemáticos como “A 18 minutos del sol” o “Kamikaze”. Por el momento, hacemos una pausa y escuchamos la música.
Autor de la foto de portada: Facebook Show Factory.
Un ícono de la música 🌹
¡Un grande!
¡Qué lindo homenaje!