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Malvinas y el dolor de la guerra que tocó a padres e hijos

Malvinas - Día del Veterano y de los Caídos en la Guerra de las Malvinas.

La Guerra de Malvinas fue uno de los episodios más tristes de nuestra historia. Por el lado argentino participaron 23.428 combatientes, según datos oficiales del Ministerio de Defensa de la Nación y fallecieron 649.
Hoy se cumplen 38 años del desembarco de las tropas argentinas en las islas. El objetivo era recuperar el territorio arrebatado por fuerzas británicas en el año 1833. 38 años después, el dolor sigue latente en aquellos jóvenes, hoy adultos, que siguen luchando por un país mejor. También en las familias que perdieron padres, hijos y nietos en el combate.
A 38 años de una guerra que jamás tendría que haber existido, hablamos con aquellos ex combatientes, descendientes de italianos que, al igual que ellos, sufrieron las consecuencias de una guerra injusta y cruel.

Argentina e Italia: un lazo que Malvinas reforzó

Es sabido que Argentina mantiene una fuerte tradición italiana, fruto de las corrientes migratorias de italianos que llegaron al país a fines del siglo XIX y hasta mediados del siglo XX. De ahí que, cuando se desató la Guerra de Malvinas, y a pesar de que Italia era un país miembro de la OTAN, los italianos apoyaron a nuestro país en secreto.
Giulio Andreotti, siete veces Primer Ministro de Italia, lo contó en una entrevista al periodista Pablo Caruso.
“Tatcher se enteró y me llamó enojada. Le dije: ‘el primer caído en Malvinas se apellidaba Giaquino, un Capitán primera generación de italianos. Como usted es inglesa no va entender lo que le voy a decir: il sangue non è acqua. Me cortó la llamada”.

“Quédense tranquilos que yo voy a volver”

Claudio Gómez Minali tenía 19 años y estaba a punto de obtener la baja del servicio militar cuando fue a Malvinas. Hijo de madre italiana y de padre portugués, su mamá lo primero que le dijo fue que se quedara acá. Ella había sufrido los bombardeos y la crueldad de la Segunda Guerra Mundial y no quería que su hijo pasara por lo mismo.
“Estaba con la ilusión de terminar mis estudios, seguir con mi vida. Pero sentí que mi deber era estar allá. Cuando subí al camión militar, mi vieja lloraba, yo abrí el toldo y les dije a ella y a mi papá que se quedaran tranquilos, que iba a volver“, cuenta Claudio.

Malvinas - Soldados En Malvinas
“En la guerra se aprende a estar juntos, a olvidar las diferencias porque al fin de cuentas, todos somos argentinos”, cuenta Claudio.

De Malvinas volvió con 17 kilos menos, una hernia inguinal y un cuadro gastrointestinal severo; resabios de una guerra cruel y difícil. El paralelo con lo que había vivido su mamá es inevitable. Pero también lo es la fortaleza que siempre caracterizó a los italianos y que Claudio heredó de su mamá, Italia Minali. Esas ganas de levantarse a pesar del sufrimiento y de seguir.
“El reencuentro fue inolvidable. Yo siento que hubo dos reencuentros, el primero cuando llegué a Río Gallegos y compré unos cospeles. Llamé por teléfono y justo era el día del padre, un 20 de junio. Mi vieja era la que siempre atendía y ese día atendió mi papá, le dije: feliz día del padre, estoy volviendo a casa. Estoy vivo‘”.

Del dolor se aprende algo siempre

Para quienes vivieron la guerra, hay dolores que van a quedar, pero también hay un crecimiento. Para Claudio hubo un despertar cuando viajó de vuelta a las islas en 2016 y vio las cruces de los chicos de 19 y 20 años que quedaron allá. “Nosotros somos héroes de segundo grado, los primeros son los que están allá y son nuestro ejemplo a seguir. Hoy trato de contar lo que pasó, enseñar, estar con los veteranos, ver en qué puedo ayudar”, cuenta.
A la distancia, a la pregunta sobre si ir a Malvinas le sirvió para algo, Claudio responde sin dudar: “me hice mucho más fuerte, me ayudó a tener objetivos de vida, una familia, mis dos hijos y mi mujer. Sigo haciendo cosas que me gustan, si un amigo tiene un problema lo ayudo. Crecí y tengo un objetivo, pero Malvinas está en mi vida todos los días“.

Malvinas - Cementerio De Darwin En Malvinas
Claudio volvió a Malvinas en 2016 y visitó el cementerio de Darwin, donde están enterrados los héroes argentinos que murieron en la guerra.

“De repente mis planes de vida se vieron pausados por la guerra”

Juan Carlos Pagnotta es hijo de italianos. Sus padres nacieron en Sant’ Angelo dei Lombardi (Avellino) y vivieron la guerra de chicos. El abuelo de Juan Carlos participó como soldado de la Segunda Guerra Mundial y su bisabuelo de la Primera. “Se volvió una tradición familiar casi”, dice entre risas y agrega: “a mi hermano lo movilizaron a Chile, en esa época también”.
40 años después, sus padres jamás habían imaginado que Juan Carlos también tendría que vivir un momento así. “Me faltaba menos de un mes para la baja. No pude despedirme de mis padres, pasé mi cumpleaños número 20 allá, en plena guerra”, cuenta Juan Carlos.
Como muchos jóvenes, él también estaba esperando el final del servicio militar obligatorio para retomar sus estudios y su vida. Pero todo quedó trunco aquel abril del ’82.

Malvinas - Familia Pagnotta En Italia
En la foto está la madre de Juan Carlos en Italia. Las mesas precarias se habían hecho para comer afuera de la casa por los continuos bombardeos. En caso de alerta corrían todos hacia el campo para refugiarse y no ser sorprendidos.

Un reencuentro cargado de emoción

“El reencuentro con mis padres fue duro y hermoso a la vez. Los vi muy avejentados, delgados, con el pelo blanco. Fue duro. Yo llegué y vinieron varios vecinos a casa. La puerta estaba abierta y entraba y salía gente todo el tiempo. Yo me quedaba sentado en el piso. Allá te las rebuscabas de alguna manera, pero acá había mucho sufrimiento porque no sabían lo que pasaba en la isla”, cuenta emocionado.
Sus padres le transmitieron la pasión por sus raíces y Juan Carlos además de hablar italiano, es un amante de la cocina y de las costumbres que, a pesar del paso implacable del tiempo, permanecen, como las costuras de aquellos meses en Malvinas.
“Uno se va acordando de cosas, vas desmenuzando la violencia de la situación, el esfuerzo que hacíamos, los patrullajes. No volvería a la isla, pero lo que viví, va a estar conmigo siempre“, expresa.

“Ojalá en algún momento se reconozca que las Islas Malvinas son Argentinas”

La historia de Alfredo Pucci es un poco diferente a la de Claudio y Juan Carlos. A él ya le habían dado la baja en noviembre de 1981 y en enero comenzó a trabajar, cuando de repente lo volvieron a llamar en abril y se tuvo que reincorporar.
Sus padres, Andrea Pucci (italiano, nacido en Roma) y su madre, Lucrecia, fueron al cuartel a pedir información sobre su hijo y le dieron la noticia más dura de todas: lo habían mandado a pelear en Malvinas. Para Andrea el golpe fue más duro aún porque le trajo los recuerdos de su participación en la Segunda Guerra Mundial. Se enojó, pateó puertas, pidió que le devolvieran a su hijo, pero todo fue en vano. Alfredo ya estaba yendo a las Islas.
“Afortunadamente, y a diferencia de otros compañeros, recibí sus cartas y ellos las mías, pero nunca me entregaron las encomiendas“.

Malvinas - Alfredo Y Padres
Alfredo volvió con una infección y varios kilos menos.

Alfredo permaneció en la Isla Malvinas hasta el final y el 20 de junio también pudo llamar a su papá desde Río Gallegos. Una vez que arribó a Buenos Aires, junto a sus compañeros armó un revuelo y finalmente lo dejaron irse a casa unos días después.
Llegué de sorpresa a casa, salté la medianera del patio del fondo y cuando entré estaban mis papás y mis hermanos. No podían creer que había vuelto. Justo estaba una vecina también, médica, que me vio muy flaco y en mal estado y me llevó al Hospital Ramos Mejía. Tenía una infección por tomar agua en mal estado, me agarraron justo”, cuenta Alfredo.
“Los primeros meses fueron duros. Hablaba poco y me costaba dormir con tanto silencio, acostumbrado a las bombas, los tiroteos y el ruido de la guerra”.

El regreso a la isla y un sueño

Al igual que otros compañeros, Alfredo volvió a Malvinas en 2018. Ese viaje sirvió para sanar algunas heridas y reconstruir parte de su historia.
“Nos hizo bien, porque volvimos a recorrer los lugares donde murieron nuestros compañeros, los pozos donde estuvimos. Descubrimos historias que, mientras estábamos allá no sabíamos. Fue un viaje reparador y conmovedor”, explica.
A 38 años de aquella cruel batalla, los ex combatientes saben que esa historia seguirá por siempre en su memoria, pero sueñan con que, algún día, las islas vuelvan a manos argentinas. El recuerdo, está intacto y para nosotros siguen siendo los grandes héroes de nuestro país que defendieron como pocos nuestra bandera.

Malvinas y el dolor de la guerra que tocó a padres e hijos ultima modifica: 2020-04-02T08:00:00-03:00 da Francisco Daniel Zazzu

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