Hace 8 años Francesca Capelli, italiana nacida en Bologna, se instaló en Buenos Aires. Docente y con una gran vocación por enseñar la cultura italiana, fundó la academia “Ciao Ciao” donde enseña a niños el idioma italiano y sus costumbres a través del juego.
Ciao Ciao, una academia especial
La academia “Ciao Ciao” (originalmente Giro Tondo) nació en 2016 como una necesidad por parte de la comunidad italiana en Buenos Aires. Familias italianas que estaban en el país por trabajo, expatriados y sobre todo mujeres, no querían que sus hijos perdieran la conexión con sus raíces. Así fue como surgió la idea de crear un taller para niños donde pudieran aprender el idioma y también las costumbres del país de sus antepasados.
Desde el principio todo el proceso fue autogestionado y a los primeros talleres asistían unos pocos niños, acompañados por sus padres, que fueron viendo como aprendían sus hijos, les gustó la propuesta y lo comentaron. Así el proyecto fue creciendo, mejorando y volviéndose más popular, hasta convertirse en algo más masivo.
“En un principio se pensó como una academia para hijos de italianos que vivían en Buenos Aires. Sin embargo, después se fueron sumando niños cuyos padres querían que aprendieran el idioma pero que no tenían sangre italiana”, explica Francesca. “También se agregaron en el último tiempo niños que tienen abuelos o bisabuelos italianos. Los padres buscan que no pierdan esa conexión familiar, teniendo en cuenta que Argentina tiene muchos descendientes de Italianos“, agrega.
Francesca Capelli fundó Ciao Ciao y les enseña a los niños el italiano de una manera divertida y didáctica.
Aprender jugando
El objetivo de la academia “Ciao Ciao” es que los niños puedan dominar el italiano pero también que se diviertan, por eso el taller no es convencional. “Los chicos aprenden a través del juego, no hay cursos o grados. Se arman talleres y se van sumando”, explica Francesca.
En la academia hay talleres de arte, psicomotricidad, danza, títeres. “Hicimos un taller de títeres donde se leían cuentos y luego los chicos tenían que armar sus propios muñecos. De esta manera, mientras jugaban y trabajaban iban aprendiendo palabras como por ejemplo papel, pegamento, tela, etc. Todo eso se hace en italiano”, cuenta Francesca.
Los bailes también son un gran método de enseñanza ya que, a través de la danza, los niños aprenden movimientos y las partes del cuerpo, al mismo tiempo que socializan con sus compañeros.
Si bien no hay cursos, al taller asisten chicos de distintas edades, por eso hay públicos muy diferentes y, por lo tanto, métodos de enseñanza distintos. Los menores de 6 años aprenden a través de las rutinas, por eso se realizan otras actividades con ellos. “Los niños de entre 3 y 5 años necesitan repetir para fijar conceptos y aprender. Por ejemplo, les encanta que les lean un cuento una y otra vez, o ver los mismos dibujos animados. Por eso, tratamos de seguir un patrón que les de seguridad y donde se sientan cómodos y así puedan absorber conocimientos”, relata Francesca.
Los dibujos son una parte importante del aprendizaje, sobre todo en los más chicos. Ciao Ciao les brinda todas las herramientas para que desarrollen sus habilidades a través del italiano.
Una italiana que ama Argentina
Francesca Capelli vivió en Firenze y Milano, pero en 2012 vino de turista a nuestro país y fue amor a primera vista. A partir de ese momento comenzó a venir con mayor frecuencia, fascinada por Buenos Aires, su gente, su cultura y su vitalidad y surgió la fantasía de venir a vivir a Argentina. Así fue que un día se dijo a si misma “¿por qué no intentarlo?” y se animó.
“Primero vine por un año, a probar. La pasé muy bien y después fui por el segundo, porque el primero todo es Disneylandia, el segundo año es clave. Y fueron apareciendo nuevos proyectos, trabajos, amigos entonces decidí quedarme“, explica Francesca, que además de docente es traductora, periodista y escritora (en Italia publicó libros para el público infanto-juvenil).
Así fue como surgió la idea de crear el taller, que hoy está en la calle Bulnes 892, y que se dicta todos los sábados de 17 a 18:30 hs. “El taller dura una hora y media y termina con una merienda. A veces los padres colaboran con tortas si hay algún cumple, pero sino hay galletitas y gaseosa”, agrega Francesca.
Los talleres se abonan por mes o por clase. Algunos niños van a talleres puntuales y otros van todo el año, no es obligatorio asistir todos los sábados. Las clases se dan en un centro cultural, en las salas de ensayo de danza, donde los niños pueden jugar de manera segura y los padres pueden quedarse y participar de las clases. “Yo los invito a participar a los papás y las mamás. Que jueguen, bailen y dibujen con sus hijos, que sean parte del taller y se integren para que los chicos pasen también un momento con ellos”, dice Francesca alegre.
