El afamado escritor Andrea Camilleri, conocido en todo el mundo por su obra más difundida, “Il commissario Montalbano”, ha fallecido a las 8:20, hora italiana, el pasado 17 de julio, a la edad de 93 años. Se encontraba internado en estado crítico. Desde nuestro sitio queremos honrar su memoria exponiendo algunos aspectos sobresalientes de su persona y su producción literaria.
Andrea Camilleri, el artista
El lugar donde nacemos no nos determina absolutamente, pero configura en gran medida nuestra vida, ya desde sus inicios. Heredero de la antiquísima cultura siciliana, Andrea Camilleri ha sabido sintetizar sus vastos conocimientos en obras de fácil lectura, pero no por ello carentes de un profundo sentido de la humanidad.
La pluma de Camilleri nos recuerda las tragedias griegas, con sus escenas de la vida cotidiana en permanente tensión moral, una ficción que se asienta en la realidad, que surge de ella, que vuelve a ella.
Porto Empedocle, provincia de Agrigento; esa fué su cuna. El extinto autor se ha referido en diversas oportunidades a la Grecia Clásica como “nuestra madre”. Con gran asombro, amor, y una inteligencia profunda, Andrea Camilleri ha narrado en sus páginas lo que su tierra natal ha sabido contarle, ha recogido en las viejas historias lo que para nosotros se presenta novedoso.
Este es el genio del artista, recoger con la inteligencia la realidad que se le presenta, rumiarla, asimilarla, para luego dar una nueva forma, una realidad nueva que nace de su propio ser, que es parte de su ser y con él vive.
El “padre” de Montalbano
Andrea Camilleri es conocido en todo el mundo por su personaje más enigmático y atractivo, “il commissario Montalbano”, el protagonista de los casos más interesantes de sus novelas policiales, cuyos elaborados argumentos atrapan al lector desde la primera página.
El talento de nuestro querido autor reside principalmente en la personalidad con la que ha dotado a cada uno de sus protagonistas, a parte de Salvo Montalbano. El vicecomisario Domenico Augello, el inspector Fazio, y el divertido agente Catarella son el corifeo de cada puntata.
Salvo Montalbano, poseedor de una penetrante sagacidad a la hora de enfrentarse con los crímenes más difíciles de resolver, se desenvuelve en un escenario acompañado de los dramas más comunes de la vida humana, que se vuelven laberintos sin salida cuando está de por medio el donar la propia vida en beneficio de su comunidad o el elegirse a sí mismo en la tranquilidad de un hombre que pudiera optar por vivir una vida sin sobresaltos. Livia Burlando, su novia genovesa, representa esta tensión personal que no pareciera nublar su juicio a la hora de lanzarse tras las pistas que lo conducirán al criminal que permanece oculto.
Luca Zingaretti, actor de gran talento, es quien ha cedido su rostro a Salvo Montalbano interpretándolo en la teleserie más vista dentro y fuera de Italia. Luca es, sin duda, uno de los que más lamenta la partida de su mentor.
Estereotipos, no
La obra de Andrea Camilleri se nos presenta no solo como una lectura de entretenimiento, sino como escenas agónicas que encienden en el lector todas las luces de la inteligencia, mueve sus pasiones y conmociona los afectos. Cada personaje que ha salido de su mente está dotado de una psicología propia que el autor ha sabido pintar en sus procesos deliberativos más arduos, en cada palabra y en cada gesto.
No aparece entre bambalinas la caricatura, los estereotipos que solemos toparnos al comenzar la lectura de una novela. La caricatura es una exageración de los rasgos, una exageración cuasi deformativa del ser de un personaje que puede representar, por ejemplo, a una colectividad.
En Argentina, estamos acostumbrados a la caricatura del italiano, del judío, del español. Cosa que no necesariamente está mal en algunas circunstancias pero, deviniendo en carta de presentación, es un ultraje y una difamación pretender ver a todos los italianos en el personaje burlesco de un hombre violento y mujeriego, con traje a rayas, sombrero fedora y zapatos combinados.
Los personajes de Andrea Camilleri son, en definitiva, los distintos aspectos de la psicología del propio autor, e incluso de aquellas psicologías que gracias a su empatía puede conocer y experimentar en carne propia.
Andrea Camilleri, el maestro
El mejor homenaje a Camilleri es mantener viva su obra, las excelentes páginas que son el fruto del hombre maduro, que expone sus argumentos con el equilibrio que brinda la experiencia, con el buen sabor del vino añejo. La experiencia es un modo de conocer, de acercarse a la realidad, de palparla, asimilarla.
Andrea Camilleri es ese maestro afable, que enseña al mismo tiempo que divierte o conmueve. Detrás de cada uno de sus personajes viene a nuestro encuentro su mirada de las cosas, sin soberbias de inexperto, sin pretensiones de infalibilidad absoluta.
Su preocupación por el bien común, su amor por la persona humana, su compromiso para con su amada Sicilia y con toda Italia, no quedarán en el olvido.
