En Mazara del Vallo (Trápani, Sicilia) nació mi abuela materna Susana Tardino. En 1999, tuve la suerte de viajar a Italia y parar en Catania. Me quedaban solo unos pocos días de estadía. Y en ese último tramo había estado en contacto telefónico con un primo hermano de mamá: Michele Perrone. Su voz en el teléfono tenía la ronquera característica de muchos hombres grandes italianos. Finalmente, quedamos en que iba a visitarlo. En la aventura, me acompañó una queridísima amiga catanesa, Angela Marino. Angela jamás había ido a Trápani. Para ella hacer el recorrido Catania-Trápani era como ir a la luna, prácticamente.
Mazara del Vallo y un feriado
Si mal no recuerdo viajamos el 1° de noviembre. Día de todos los santos, feriado en toda Italia. Cruzamos casi la Sicilia entera en auto, en un viaje inolvidable. Cuando llegamos a Mazara del Vallo, a la dirección indicada, se asomó al balcón un hombre en sus setenta y tantos: “Americano!“, gritó. Y ahí identifiqué a Michele. Bajó rápidamente y nos invitó a pasar a su hogar. Estaba junto a su mujer Agnese en un amplio apartamento típicamente siciliano. Eran un dúo genial. Michele casi no hablaba con su voz cascada, su esposa era nerviosa y movediza con una vocecita muy aguda y un modo de hablar muy rápido. Obviamente, en dialecto. Había llevado muchas fotos, incluso de la madre de Michele. Que ni ellos tenían. De a poco, la casa fue llenándose de familiares. No podían creer que yo entendiera y hablara el siciliano.
Recuerdo un folleto de San Vito (patrono de Mazara) que yo había llevado. “U Fistinu di Santu Vitu“, pronuncié, ante la sorpresa de la familia. Llegaron los hijos de Michele, su hermano con su esposa e hijos, mientras bebíamos café y dulces. ¡Inolvidables cannoli! Michele estaba jubilado, su empleo era llevar el típico “Carretto siciliano” a las festividades. Todos fueron muy amables. Y estaban interesados en saber la historia de la familia en Argentina. Para ellos América era toda una. Sin distinguir mucho Nueva York de Buenos Aires.
Mazara del Vallo, la casa de mi abuela
Mazara del Vallo es uno de los puertos más importantes de Italia y Europa. Pero a mí el puerto no me importaba. Quería conocer la casa en la que había nacido mi abuela. Quedaba en la parte vieja de Mazara, una zona que había sufrido los bombardeos durante la Segunda Guerra. Y que ahora era un barrio árabe: La Kasbah. No dejaron que fuésemos solos. Nos acompañaron el hermano de Michele y su hijo, que oficiaban de auténticos guardaespaldas. Fue muy emocionante estar en la puerta de la casa en el barrio en el que ella vivió. Y pensar el recorrido histórico casi circular de un siglo. El regreso al origen que me tocó hacer.
Una despedida agridulce
Michele quería que yo cambiara el pasaje, que me quedara una semana más. Lamentablemente, no podía hacerlo. Fue muy difícil despedirme de todos ellos. En especial de él, que me hizo venir sí o sí con una bandeja gigante de dulces sicilianos para mamá. Michele era un hombre duro, pero cuando nos abrazamos se quebró. Y se puso a llorar. Gracias querida amiga, Angela, por haberme hecho vivir un viaje de verdad inolvidable.
