Lo conocemos bajo el pseudónimo de Xul Solar, pero su verdadero nombre era Oscar Agustín Alejandro Schulz Solari, nombre largo si los hay. Nació un día como hoy, 14 de diciembre de 1887 en San Fernando. Vivió parte de su vida en Buenos Aires y otro tanto, en Europa. Residió en París, Londres, Milán, Turín y Munich, entre otras ciudades europeas. Y hasta tuvo la intención de convertirse en monje tibetano. Es conocido en el arte pictórico argentino por la peculiaridad de sus cuadros y sus inventos: el panajedrez, la panlengua y el neocriollo. Decir Xul Solar es sinónimo de vanguardia. Intereses y peculiaridades que lo acercaron a su contemporáneo Jorge Luis Borges. En el aniversario del nacimiento de Xul Solar, los invitamos a conocer su vida y descubrir su huella en Buenos Aires.
Agustín Alejandro Schulz Solari, alias Xul Solar
Hijo del ruso Emilio Schulz y de la italiana Agustina Solari, Agustin Alejandro nació el 14 de diciembre de 1887 en la localidad bonaerense de San Fernando. No podríamos elegir una sola palabra para caracterizarlo. Fue escritor, pintor, músico, astrólogo, inventor, lingüista y tantas otras cosas. En pocas palabras, fue un genio, como pocos. Luego de estudiar en un colegio de Palermo, comenzó con la carrera de Arquitectura que abandonó al pasar unos años. Como suele suceder, su familia influyó notablemente en sus intereses y en quien luego se transformaría. La música atravesaba su sangre. Tiempo después, su obra pictórica y sus inventos reflejarían un encuentro entre la música y las artes plásticas.
Un viaje que cambiaría su vida
La intención original era llegar a Hong Kong para convertirse en un monje tibetano, a la edad de 25 años. Pero nunca llegó. Su paso por el continente europeo lo ancló y lo invitó a conocer las vanguardias y nuevos movimientos que se estaban desarrollando en la antigua tierra de su familia. Se fue en 1912 y regresaría en 1924, ya como Xul Solar. Un año después de su llegada a Europa, en París, conoció a los grandes artistas Pablo Picasso y Amedeo Modigliani.
En 1917, en Firenze, se encontró con el platense Emilio Pettoruti, con quien compartió su travesía europea. Su obra fue influenciada por el cubismo, el futurismo, el simbolismo, el surrealismo, la astrología y corrientes esotéricas. De esta forma, las creaciones de Xul Solar no pueden encuadrarse en un solo movimiento. La diversidad de estilos y técnicas hacen imposible el encasillamiento.
Con Borges, codo a codo
Su viaje por Europa no solo lo nutrió de estilos artísticos que influyeron directamente en su obra pictórica. Si miramos de cerca alguno de sus cuadros, veremos que está formado por algo más que colores y acuarelas. Números, letras y también símbolos lo componen. Su relación con Leopoldo Marechal, Roberto Arlt y Oliverio Girondo (entre otros) cambiaron la mirada de Xul.
Pero definitivamente quien lo influyó en mayor medida fue Jorge Luis Borges, a quien conoció al regresar a Buenos Aires, en 1924. O, para decirlo en modo más apropiado, se influyeron mutuamente. La relación de amistad que los unía impactó de igual manera en sus obras. El mismo Borges lo describiría. “Sus pinturas son documentos del mundo ultraterreno, del mundo metafísico en que los dioses toman la forma de la imaginación que los sueña”. En esta época y como fruto de sus extensas charlas, surge el neocriollo, el panajedrez y la panlengua.
El lenguaje para Xul Solar
Tal vez recordemos los textos borgeanos “Tlön, Uqbar, Orbis Tertius” y “El Idioma Analítico de John Wilkins”. Ambos reflexionan sobre la arbitrariedad del lenguaje y sobre la necesidad de un idioma universal. La concepción del lenguaje para Xul Solar subyace en esta idea. Con el neocriollo, formado por la combinación entre el portugués, el español y algo del inglés, el genio argentino intentaba crear un nuevo lenguaje que unificara a toda América Latina. Vestigios de su neocriollo están presentes en los nombres de sus propias obras.
Y si hablamos de lenguaje y unificación, no podemos olvidarnos de la panlengua. Un lenguaje universal sin gramática, con una sintaxis sencilla, una fonética fácil, musical y una estructura silábica. Tal como lo indica su prefijo griego Πάν (pan-), todos. Una lengua para todos. Casi como el anillo único de Sauron. Pero no para gobernarlos, sino para hermanarnos.
Xul Solar habita en Buenos Aires
Para conocer la potencia de este artista no basta (ni cerca) conociendo su biografía. Tenemos que visitar las casas donde él vivió, donde sus ideas surgieron, las paredes que vieron crecer sus obras. Por suerte, no están lejos como podríamos pensar. La Fundación Pan Klub Museo Xul Solar, ubicada en el barrio porteño de Palermo, es una institución dedicada a preservar, promover y dar a conocer la obra del artista argentino. La residencia acoge el Museo y la biblioteca personal de Xul Solar. Funciona como centro cultural donde, además de realizarse exposiciones, se llevan a cabo otros eventos culturales.
Si nos alejamos un poco de la Ciudad de Buenos Aires, encontramos en Tigre otro edificio que perteneció a Xul Solar. Se trata de la Casa-Museo, a orillas del río Luján. Ubicada en Villa La Ñata, es la última residencia del artista. O como él mismo denominó “Li-Tao”. La naturaleza, el medio ambiente y su contacto con el Delta le dan un nuevo giro a su obra. La arquitectura, las estructuras y formas de sus edificios pictóricos están inspirados en lo que vio o alguna vez soñó de las casas del Tigre. El gran genio Xul Solar falleció el 9 de abril de 1963, en esta casa. Sin embargo, su legado nunca abandonó la región. Los invitamos a recorrer las huellas vivas de Xul Solar en Buenos Aires.
Autor de la imagen de portada: Facebook Museo Xul Solar.
Molto interessante 🙌