La Argentina imaginaria: un lugar acaso irreal

Creo que hay una Argentina mítica, imaginaria. Que sostiene al país actual. Al pasado y al por venir. Una Argentina que acaso exista solo en el imaginario colectivo. La de Les Luthiers, la de Quino y Mafalda. La Argentina de la revista Humor. El dulce de leche. Gardel, Charly García y el Flaco Spinetta. La Argentina de Maradona, el Negro Fontanarrosa. Tato Bores, Astor Piazzolla. La selección nacional, el metegol. Carlos Gesell y el mar. El colectivo, el Bisnikke. Caloi y Clemente. El Negro Olmedo. El Teatro Colón. El glaciar Perito Moreno. La revista Caras y Caretas. Los bosques de Palermo, Borges. Atahualpa Yupanqui y Sandro.

La Argentina imaginaria que todos queremos

Todos tenemos a nuestros favoritos. Podés sacar y poner nombres. ¡¡Gracias a Dios!! que (nosotros creemos que) es de acá). La idea no es intentar armar una lista única y definitiva. Sino sumar propuestas. Vos podés armar tu propia Argentina imaginaria. La Argentina del Polaco Goyeneche. Las cataratas del Iguazú, el mate. Los alfajores, María Elena Walsh. El cortado y el café con leche con medialunas. Los churros. Gustavo Cerati y Soda Stereo. Sumo, Pappo. La milanesa con papas fritas. Adolfo Castelo, “La Noticia Rebelde”. El Centro Cultural San Martín y el Teatro Cervantes. Radio Nacional. Lalo Mir y La Negra Vernaci. De Dolina. Las picadas en bares notables. En especial “El Banderín”. Esquiar en el Cerro La Hoya (Chubut). “Titanes en El Ring”. El maestro Horacio Salgán. Los vermicelli tuco y pesto de Pipo. Los atardeceres en La Toma (San Luis). Pedro Aznar, Facundo Cabral. El Italpark.

Argentina eterna

La Argentina del vino Cabernet Franc. De “La Malasangre” de Griselda Gambaro. Los Siete Locos de Roberto Arlt. La Fénix Jazz Band. El Tortoni. Luis Federico Leloir y el barrio Parque Leloir. Los paragüitas de chocolate. Discépolo, Niní Marshall. Doña Petrona. La fragata Libertad y la revista Billiken. Los tranvías que todavía andan. El asado de tira y las mollejas. El Jardín Botánico. El paisajismo de Carlos Thays. Landrú, Andrés Cascioli. Dante Quinterno y Patoruzú. Ernesto Acher y La Banda Elástica. El violín de Hernán Oliva. Las empanadas, los pastelitos fritos de batata. Los buzones. Ir en catamarán por El Tigre. Como se frena el tiempo en Paso de La Patria (Corrientes). Las proezas de Vilas. La danza de Nicolino Locche. Julio Bocca y Eleonora Cassano. Sábato y Rodolfo Walsh. Pepe Biondi y Pepe Iglesias. El bosque petrificado de Sarmiento (Chubut). Los Abuelos de La Nada, Virus y Los Twist.

Argentina bendita

Tangalanga y el doctor René Favaloro. Gianni Lunadei, Julio De Grazia, Osvaldo Terranova. Güerrin y las pizzerías de barrio. Las calesitas. Mercedes Sosa. El subte, el truco, el fileteado porteño. La Coca Sarli y César Milstein. El Luna Park, Bariloche. El chocolate Águila. La soda y Carlitos Balá. Fidel Pintos y El Che Guevara. Fernando Peña, Antonio Carrizo. Pancho Ibáñez, Alfredo Casero. Gabriela Sabatini, Capusotto. Palito Ortega y El Eternauta. El Mantecol, la escuela pública. Ringo Bonavena. La revista Intervalo, el colectivo, el moscato. Baby López Furst y Jorge Navarro. Tomás Eloy Martínez, Benito Quinquela Martin. Aníbal Troilo, las bolitas. Violeta Rivas, Los Amados. El choripan, los kioscos. El Fiat 600, el Torino, el Siam Di Tella. Las tortas fritas, Caminito. Juan Carlos Mesa y Pinocho Mareco. El Martín Fierro, las figuritas redondas. La birome, los hermanos Virgilio y Homero Expósito. La esquina de Acoyte y Rivadavia.

Todos tenemos nuestra Argentina imaginaria. Ojalá que podamos recurrir a ella cuando la necesitemos.

Autor de la imagen de portada: Facebook Horacio Sacco.