Inmigración italiana en la arquitectura de Buenos Aires

Para honrar a la inmigración italiana que enriqueció el patrimonio cultural argentino, se conmemora, cada 3 de junio, el Día del Inmigrante Italiano. Esta fecha se eligió en honor al nacimiento de nuestro querido Manuel Belgrano. De ascendencia genovesa, Belgrano nació un 3 de junio de 1770 y, a su manera, dejó su impronta en nuestra historia. Del mismo modo, conocemos otros tantos inmigrantes italianos que pusieron al servicio de nuestro país sus dotes, talentos y profesiones. Hoy, mirando la ciudad, encontramos más que solo una huella. Arquitectos y artistas italianos sentaron las bases de la arquitectura urbana de Buenos Aires. Por lo tanto, en esta nota compartimos las vidas y creaciones de algunos de ellos. Así, cada vez que miremos sus obras, nos conectaremos con nuestras propias raíces. 

Buenos Aires a la luz de la inmigración italiana

Los latinoamericanos y los argentinos sabemos que somos hijos de distintas corrientes migratorias que llegaron a nuestro país en varios momentos de la Historia Nacional. Nuestros antepasados trajeron con ellos no solo a sus familias, sino también sus creencias, costumbres, comidas y el propio idioma. Pero nos quedamos cortos. No nos olvidemos de sus profesiones y oficios. En pocas palabras, su arte. Los inmigrantes se distribuyeron por diferentes puntos de nuestro país y así, aportaron las bases de nuestra cultura, literalmente hablando. Hoy caminamos por la ciudad de Buenos Aires y es posible reconocer los distintos estilos artísticos y arquitectónicos que la habitan. No por nada se define a Buenos Aires como una ciudad ecléctica. Reúne diferentes corrientes artísticas sin provocar rechazo ni supremacía de una sobre otra. Es simplemente así, un mosaico de culturas, una moderna babilonia arquitectónica. 

Giovanni Chiogna, reflejos del norte de Italia

Cuando hablamos de arquitectos italianos que trabajaron en Buenos Aires, tal vez el primero que se nos viene a la mente es Clorindo Testa. El actual edificio de la Biblioteca Nacional y el Banco de Londres, entre otras, son sus grandes creaciones. Pero no fue el primero ni el último. Otro gran artista que dejó su impronta en la ciudad fue Giovanni Chiogna. Poco se sabe de la vida de este arquitecto italiano nacido en Trento.  Quizá no lo conocemos de nombre, pero es muy probable que hayamos visitado sus edificios más de una vez. Fue contratado por la Compañía Ítalo-Argentina de Electricidad (CIAE) para diseñar muchas de las usinas que hoy habitan la ciudad. ¿Todavía no saben de qué edificio estamos hablando? Ubicada en el barrio porteño de La Boca, la Usina del Arte nos da la bienvenida mientras dejamos atrás Puerto Madero.

Italia dice presente en Buenos Aires

Su nombre original era Usina Don Pedro de Mendoza y fue diseñada por el inmigrante italiano que hoy estamos recordando. Otra de sus obras fue el edificio que, en la actualidad, ocupa el Museo del Holocausto. Sí, también era una usina de la misma empresa, al igual que otras sub-usinas que encontramos diseminadas por Buenos Aires. Si observamos bien todas estas edificaciones, veremos ciertas particularidades y similitudes. Más allá del objetivo de su edificación (alojar las instalaciones del CIAE), el estilo italianizante predomina. El ladrillo a la vista, las escaleras externas de piedra, la torre cuadrada, el reloj, los arcos. Todo está realizado al mejor estilo fiorentino. Si no supiéramos que estamos en Buenos Aires, creeríamos que nos encontramos frente al Palazzo della Signoria en Florencia o del Castillo Sforzesco en Milán.

Jesuitas y arquitectos: Giovanni Andrea Bianchi y Giovanni Battista Primoli

Al hablar de la arquitectura de Buenos Aires, no podemos olvidarnos de sus templos e iglesias. Muchas de ellas forman parte del patrimonio arquitectónico de la ciudad. Corría el año 1717. El lombardo Giovanni Andrea Bianchi y el milanés Giovanni Battista Primoli estaban llegando al Virreinato del Perú, específicamente a la zona que hoy ocupa Buenos Aires. Ambos eran arquitectos y miembros de la Compañía de Jesús. La inmigración italiana ya arribaba en tiempo coloniales.

En primer lugar, concluyeron la obra que había planeado el jesuita Juan Krauss: una iglesia ubicada en la actual calle Bolívar, entre Moreno y Alsina. Sí, es la iglesia más antigua de Buenos Aires, la dedicada a San Ignacio de Loyola. Presenta un marcado estilo colonial propio de su época. Pero también vemos en ella ecos de la Chiesa del Sacro Nome di Gesù, ubicada en Roma. Situada en la Plaza del Gesù, la Iglesia del Santo Nombre de Jesús fue encargada por el mismo San Ignacio de Loyola, en 1551, y es la iglesia madre de la Compañía. La Iglesia del Pilar y la Basílica de la Merced también son frutos de la mano e ingenio de estos dos arquitectos y religiosos italianos.  

La inmigración Italiana encontró su segundo hogar en Argentina

La sociedad argentina es el resultado de diferentes corrientes migratorias que llegaron a nuestro país en busca de un futuro mejor. Un gran porcentaje eran italianos (del norte, del centro y del sur) que se distribuyeron por las distintas regiones de Argentina. Trajeron sus culturas, comidas, tradiciones, el idioma y el dolor del desarraigo. En la actualidad, podemos reconocer que muchas de nuestras costumbres (como la pasta de los domingos en famiglia) están nutridas por esa querida inmigración. Italia vive en nosotros, en nuestras familias y en sus recuerdos por la tierra dejada. Buenos Aires también es hija de los inmigrantes que hoy homenajeamos. En sus calles, edificios y monumentos resuena un eco italiano que no podemos ni queremos callar. Las obras arquitectónicas que, en este nota, recorrimos (y tantas otras) son evidencia viva de ello. 

Autor de la imagen de portada: Facebook Ema Leontina Cavalotti.